Resalta The Washington Post relaciones Cuba-EEUU a través de edificio habanero

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El edificio "fue construido originalmente como el Instituto Cultural Cubano-Norteamericano (US-Cuba Instituto Cultural), y una vez fue uno de los pilares de los lazos profundos y complicados de los dos países".

Según da a conocer este martes The Washington Post, muchos de los diplomáticos cubanos que participan en las negociaciones con Estados Unidos –se reanudan las conversaciones esta semana en Washington– son graduados del Instituto Superior de Relaciones Exteriores de Cuba. Se trata de "la escuela del servicio exterior del Gobierno de Castro, situado en una monótona construcción torpe a lo largo de la calle Calzada en el barrio de El Vedado en La Habana".

Pero lo menos conocido es que el edificio "fue construido originalmente como el Instituto Cultural Cubano-Norteamericano (US-Cuba Instituto Cultural), y que una vez fue uno de los pilares de los lazos profundos y complicados de los dos países".

"Inaugurado en 1943 en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, el instituto comenzó con 200 estudiantes, que ofrecía cursos de inglés y de historia de Estados Unidos. Su Biblioteca Pública Lincoln-Martí, llamada así por el presidente de Estados Unidos y el héroe nacional de Cuba, fue una de las primeras bibliotecas en La Habana donde los usuarios podían sacar y tomar libros prestados en el estilo de una biblioteca pública estadounidense", según el periodista cubano Waldo Fernández Cuenca.

Fernández relata esta historia en la edición de diciembre de Palabra Nueva, la revista de la Arquidiócesis de La Habana, donde comenta que la entrada de la biblioteca contó con una pintura del destacado muralista mexicano David Alfaro Siqueiros (que, irónicamente, era un estalinista militante).

"Quería rescatar esta historia olvidada", dijo Fernández. "Fue un ejemplo de la estrecha relación y la cooperación entre los dos países".

Los estantes de la biblioteca fueron llenados de libros donados por el Gobierno de Estados Unidos y por adinerados partidarios estadounidenses, muchos de ellos inversores prominentes de Estados Unidos en Cuba. Los visitantes de la biblioteca tenían acceso a todas las ediciones actuales de Time, Life, Vogue y otras publicaciones.

Cuando la academia de la lengua cerró en la década de 1990, el edificio fue utilizado como oficinas del Ministerio de Educación y, luego, se convirtió en la nueva academia de entrenamiento para el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, situado a sólo dos cuadras de distancia.