Republicanos que viajaron con Obama piden a correligionarios fin del embargo a Cuba

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Una bandera estadounidense ondea en un bicitaxi en La Habana (Cuba).

Tienen ideas divergentes acerca de cuán lejos y rápido podrían convencer a sus colegas republicanos para que abandonen sus objeciones y mejoren las relaciones con Cuba.

Los republicanos que acompañaron al presidente de EEUU, Barack Obama, a La Habana la semana pasada regresaron con la intención de cambiar las mentes de sus compañeros de partido político en lo referente al embargo económico que Washington mantiene sobre Cuba, pero carecen de una estrategia unificada para convencerlos, señala The Washington Post.

El periódico afirma que los republicanos que viajaron con Obama están a favor de levantar el embargo a Cuba y poner fin a la prohibición de viajar a la isla - un par de iniciativas que han ido ganando apoyo, poco a poco, en el Congreso - pero ellos tienen ideas divergentes acerca de cuán lejos y rápido podrían convencer a sus colegas republicanos para que abandonen sus objeciones y mejoren las relaciones con la isla.

Con el presidente estadounidense viajaron el senador republicano Jeff Flake, y los miembros de la Cámara de Representantes Mark Sanford, Tom Emme y el representante republicano por Wisconsin Reid Ribble.

Al menos 15 de los 54 republicanos en el Senado, en su mayoría procedentes de estados como Kansas, donde la agricultura es una industria importante, han respaldado de forma pública un aumento del comercio con Cuba o menores restricciones a los viajes.

"Creo que esto no va a ser tan fácil o tan pronto como al presidente Obama le gustaría," dijo a The Washington Post Reid Ribble, que formó parte de la delegación que visitó Cuba.

“Raúl Castro está siendo bastante escurridizo en ciertas cosas que sé que no van a ser bien recibidas por un Congreso controlado por los republicanos”, añadió.

El Partido Republicano se encuentra dividido sobre el posible levantamiento del embargo comercial contra Cuba, que lleva décadas.

Algunos de sus miembros apoyan a las empresas y los agricultores que ven a Cuba como un nuevo mercado, mientras otros respaldan el argumento expuesto por muchos cubanoamericanos que plantean que cualquier respaldo económico a La Habana tiene que ir acompañado de reformas sustanciales en cuanto a los derechos humanos porque de lo contrario sería un regalo para los hermanos Fidel y Raúl Castro.