El ser humano está provocando terremotos

  • Jesús Rojas / Radio Martí

Los pozos reforzados de recuperación de petróleo difieren de los de fractura hidráulica.

El número de sismos asociados a la actividad de los pozos de inyección "se ha disparado", pasando de "un puñado" al año en 1970 a más de 650 en 2014, revela un estudio de la Universidad de Colorado, el Servicio Geológico de Estados Unidos y la Universidad de Stanford.

El aumento de los terremotos en el centro y este de Estados Unidos desde 2009 está "asociado" con los pozos de inyección de fluidos, que se usan para la explotación de petróleo y gas, una práctica que difiere del "fracking", sugiere una investigación difundida por la revista Science.

Los pozos reforzados de recuperación de petróleo difieren de los de fractura hidráulica ("fracking"), pues estos últimos inyectan agua solo durante unas horas o días, mientras que en los primeros la inyección se hace durante años o décadas y se realiza a la vez que la producción de los pozos de petróleo convencionales.

El número de sismos asociados a la actividad de los pozos de inyección "se ha disparado", pasando de "un puñado" al año en 1970 a más de 650 de 2014, según un estudio de la Universidad de Colorado Boulder y el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).

"Consideramos convincente la evidencia de que los terremotos que hemos estado viendo cerca de las zonas de inyección están inducidos por la actividad del petróleo y el gas", señaló el estudiante de doctorado de la Universidad de Boulder Matthew Weingarten, director del estudio.

Los investigadores establecieron una diferencia entre los diversos pozos de inyección profunda, pues los que introducen en la tierra más de 300,000 barriles de aguas residuales al mes era más posible que estuvieran asociados a terremotos que otros de menor potencia.

El equipo reunió una base de datos de unos 180,000 pozos de inyección desde Colorado hasta la Costa Este, de los que más de 18,000 fueron asociados con terremotos.

De los pozos asociados con temblores de tierra, el 66% era de recuperación de petróleo, mientras que los pozos de eliminación de agua eran 1.5 veces más propensos a estar vinculados a terremotos.

Los pozos de recuperación de petróleo emplean un líquido para "barrer" el petróleo hacia un segundo pozo, mientras que los de inyección de aguas residuales "únicamente ponen líquido en el sistema, lo que produce un mayor cambio de presión en el yacimiento", explicó el profesor de la Universidad de Colorado Boulder Shemin Ge.

Uno de los Estados afectados por los terremotos es el de Oklahoma, donde un equipo de geofísicos de la Universidad de Stanford estudiaron el fenómeno y han concluido también que está vinculado a las perforaciones de petróleo y gas.

El estudio publicado por Science Advances indica que el mayor número de terremotos coincide con el drástico aumento del agua residual salada en la formación Arbuckle, situada a unos 7,000 pies (2,133 metros) bajo Oklahoma.

El profesor Mark Zoback y el doctorando Rall Walsh indicaron que el agua que puede desencadenar los terremotos no es la llamada "agua de reflujo" que se genera tras los trabajos de fractura hídrica ("fracking").

Para los expertos, la causa es el "agua producida", agua salobre que coexiste de manera natural con el petróleo y el gas, que cuando se extrae junto a estos normalmente se vuelven a inyectar en pozos profundos de desecho.