Pianista cubano apuesta por un jazz que no aburra

  • Agencias

La cantante Concha Buika y el pienista Iván "Melón" Lewis. Foto Archivo.

Hay mucha gente que quiere hacerlo muy complicado, con muchos cambios de compás y acordes difíciles, cuando lo importante es que divierta y, en el fondo, que se pueda bailar, opina Iván "Melón" Lewis.

El pianista cubano Iván "Melón" Lewis está a punto de culminar la grabación de su segundo disco "Ayer y hoy", un álbum con el que quiere, sobre todo, divertir y hacer disfrutar al público, algo que pondrá a prueba mañana por la noche cuando actúe en el Montreux Jazz Festival.

"Estoy bastante decepcionado con lo que está pasando en Nueva York, que al final de cuentas es el centro al que todos miramos. Hay gente que hace buena música, pero muy difícil. Como espectador sales del concierto tenso, más cansado aún de lo que has entrado. No quiero eso; como espectador de un concierto o una película, quiero disfrutar y no pensar", explicó Melón en una entrevista con Efe.

"Por eso, con lo que yo hago, quiero que la gente disfrute. La gente paga, pues quiero que pasen un buen rato. No toco salsa, no es lo mío, pero tampoco voy a tocar para que la gente se aburra. Cuando salga el disco a la venta, veré si lo he conseguido", advirtió.

"Exactamente, ese concepto: conectar con la gente. Quiero tocar música que, sin ser música chabacana y simple, tampoco sea superexperimental. Solo música con la que la gente se lo pase bien", dijo antes de su presentación en el Jazz Club de Montreux.

"Quiero transmitir buena onda a través de mi música. Si alguien se levanta y baila, genial: ojalá", añadió.

Melón (Pinar del Río, 1974) no tiene ningún reparo en criticar a aquellos artistas que se embarcan en proyectos artísticos donde la salsa, el son o el jazz latino son el motor, pero no "lo sienten".

"Si te aventuras, hay que entender lo más básico: que esa música está hecha para bailar. Y con el jazz pasa lo mismo -precisó-. Siempre tuvo un 'swing'. Y hay mucha gente que quiere hacerlo muy complicado, con muchos cambios de compás y acordes difíciles, cuando lo importante es que divierta y, en el fondo, que se pueda bailar".

"Ayer y hoy", que saldrá a la venta en septiembre, está producido por él mismo, tras su primer álbum, "Travesía", producido por el español Javier Limón.

"Yo le dije: 'Javi tú estás muy liado, y yo también; no hace falta que sigamos juntos, déjame ir a mi aire. Y me dijo: 'Dale, a ti no te hace falta que yo te produzca'", recordó.

El disco profundiza en sus raíces cubanas, "es más cubano que el anterior", confiesa, porque ahonda en lo que vivió creciendo en la isla: "Chucho y Bebo Valdés, los Van Van, Emiliano Salvador, Gonzalo Rubalcaba el Viejo y una búsqueda mía actual de la música cubana".

"Parto de una óptica jazzista. Sin ser vanguardista experimento desde lo latino, para que quien lo escuche conecte rápido, que no sea cansado ni aburrido", insiste de nuevo.

El músico pide a los promotores que le den una oportunidad, porque "esto que hago es lo único que quiero hacer".

Precisamente, tener claro que tocar el piano y vivir de la música era lo que quería hacer es lo que le "salvó" durante los largos años que vivió en Madrid y tuvo que trabajar de cualquier cosa menos de lo que él sabía hacer mejor.

Fue un golpe muy duro, porque en Cuba era admirado y procurado, había tocado toda su adolescencia y juventud con la banda de Isaac Delgado, y su estilo era "copiado" por los más jóvenes.

"Creo que aguanté porque tenía un lema. Cada día, antes de salir de casa y al regresar, me decía a mí mismo, 'Es solo una mala racha'. Tenía las cosas muy claras, pero me dolía saber de dónde venía y lo que hacía y enfrentarme a la dura realidad", señaló.

Una oportunidad en un programa de televisión le abrió mágicamente "el mundo al que yo pertenecía de forma natural", el de los músicos, y una cosa trajo a la otra, hasta que un día conoció a la mánager de Buika y le propuso formar parte de su banda, y ya nadie le paró.

Casi finalizado su nuevo álbum, intentando organizar una gira de conciertos, sigue componiendo, incluso una "suite" cubana para orquesta y piano.

"Sigo escuchando y tocando música clásica para perfeccionar la técnica y, cuando compongo, me inspiro mucho en ella. Siempre digo que, sin la música clásica, no estaría donde estoy ahora. Para mí es el 50 por ciento de mi influencia, y el otro 50 por ciento el jazz y la música cubana", concluyó.