"Despídanme de mi gente en Cuba", el último deseo de la astróloga de Radio Martí

Hilda Álvarez, la astróloga de Radio Martí.

"Despídanme de mi gente en Cuba", fueron las últimas palabras de Hilda Álvarez para los oyentes de Con Voz Propia.

La periodista, comentarista, astróloga y especialista en superación personal entraba en las casas día a día, derramando optimismo, fe y felicidad; y profetizaba el futuro inmediato de muchas cubanas y cubanos con su horóscopo. Siempre recomendaba registrar su predicción: "Papel y lápiz. Tomen nota".

Murió el 1 de abril, en Miami. Tras conocer la noticia de su fallecimiento, sus seguidores en Cuba han enviado numerosos mensajes de condolencias en los que elogian su encanto y su legado.

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Escuche el programa especial Con Voz Propia dedicado a Hilda Álvarez

Hilda nació en Cascajal, Las Villas, el 18 de noviembre de 1929. Pero vivió siempre en La Habana; donde se graduó de Filosofía y Letras y se interesó, desde muy joven, en temas esotéricos.

El novelista José Albertini, su colega y amigo, recuerda:

"Hilda fue una persona muy espiritual. Se aproximó a la Teosofía en Cuba a través de una de las fundadoras de la Sociedad Teosófica de Cuba. Lolita Anido fue su guía. Luego, hizo estudios de Astrología de manera autodidacta".

"Jamás veía la parte negativa de las cosas. Desde muy joven lo aprendió, porque perdió a su padre siendo muy pequeña. Su padre fue militar y muy amigo de Fulgencio Batista, quien la consideraba como una ahijada. Esa aproximación personal con Batista le permitió a Hilda interceder por muchos revolucionarios que estaban presos en los años 50. Ella nunca fue batistiana, sino del Partido Auténtico", apunta Albertini.

Trajo su encanto al exilio de Miami en 1966, donde desde la emisora La Cubanísima daba consejos de imagen. Sus trabajos literarios aparecieron en las revistas Eventos Magazine, Amigas, Réplica y Vista Magazine.

También dejó su huella en la televisión local: Por cinco años estuvo en el programa Luna Verde, donde hacía interpretaciones de la personalidad a través del signo astrológico y recomendaba perfumes de acuerdo a la personalidad. También aportaba información sobre la historia y las costumbres de Cuba y asesoraba sobre ética y comportamiento.

Para el dramaturgo y director de televisión Marcos Miranda, fue una fortuna haber conocido a Hilda: "Fue como una hermana que aportó mucho para mi trabajo en Luna Verde. Fue alguien que entregó su alegría y su deseo de vivir y su optimismo y el afán de ayudar a todas las personas que se acercaban a ella".

"Su gran talento fue servir a los demás", asegura Miranda sin titubeos.

Para la periodista Michelle Sagué, con quien trabajó por más de una década en Radio Martí, Hilda fue una inspiración: "Siempre bromeaba diciéndole que quería ser como ella cuando fuera grande. Ella enfrentaba la vida con su mejor cara. Siempre estaba arreglada, positiva y contenta".

Margarita Rojo, otra de sus colegas en Radio Martí, destaca su personalidad vibrante: "Era una mujer con el glamour de los 50, con una mente muy amplia, capaz de cantar canciones de Sarita Montiel y fumarse un habano".

A Hilda le sobreviven su hijo Wilfredo Fernández y sus nietos Wilfredo Luis y Diego, su hijastro Antonio José Torres y su nuera Maggie Pelleyá, quien cuidó de ella con esmero durante toda su enfermedad.