Emergencia sanitaria en Nueva York

  • Agencias

Vista general de una farmacia en la que han colocado un cartel en el que se puede leer "inyecciones contra la gripe hoy"

Algunos expertos anticipan que el número de casos de gripe puede seguir aumentando en febrero y la mayoría apunta que su evolución es impredecible, dado lo contagioso de la enfermedad
Al menos 47 estados de EE. UU. han registrado actividad generalizada de gripe y 24 presentan niveles "altos", según los últimos datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), destaca la agencia Efe.

La enfermedad ha causado la muerte de al menos 20 niños desde octubre pasado, dos de ellos en Nueva York, por lo que las autoridades insisten en la necesidad de vacunarse.

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, declaró el domingo el estado de emergencia, debido a que la gripe se expande a un ritmo inusual por el territorio.

La medida permite que los farmacéuticos, que antes sólo podían administrar vacunas contra la gripe a mayores de 18 años, las suministren también a los niños de 6 años o mayores.

La semana pasada, el número de casos contabilizados en el estado neoyorquino subió un 55 %, lo que elevó el número de casos de esta temporada a casi el quíntuple de los que se registraron el año pasado.

En concreto, se ha informado de 19.128 casos de gripe en el estado hasta ahora, frente a los 4.404 que se registraron en toda la temporada anterior; y hasta el 5 de enero se ha hospitalizado a 2.884 pacientes, ante los 1.169 del año pasado.

Algunos expertos anticipan que el número de casos puede seguir aumentando en el próximo mes y la mayoría apunta que su evolución es impredecible, dado lo contagioso de la enfermedad.

En el estado de Massachusetts las autoridades han contabilizado la muerte de al menos 80 personas, lo que ha llevado a la ciudad de Boston a declarar una emergencia sanitaria. En Carolina del Sur se
han contabilizado al menos 22 y en Illinois 6.

El 76 % de los casos de gripe en esta temporada se atribuye a una cepa muy similar a la que causó una crisis en 2003-2004, en la que hubo más de 40.000 muertes en EE. UU. vinculadas a esa enfermedad.