Condenados a vivir con miedo defensores de derechos humanos en Nicaragua

Imagen de una cárcel de Nicaragua.

Una campaña de hostigamiento y ataques a manos del gobierno de Daniel Ortega ha condenado a quienes ejercen el activismo de derechos humanos en Nicaragua a vivir con miedo.

Para las mujeres trans, las cosas son infinitamente peores, según informa Amnistía Internacional.

El estar encarceladas con hombres y tener un acceso extremadamente limitado a la atención médica y a medicación que puede salvarles la vida es sólo el principio de la larga lista de abusos que sufren a diario.

Pocas cosas, añade Amnistía, dan más miedo a quienes ejercen el activismo de derechos humanos en Nicaragua que terminar entre rejas, enfrentándose a cargos falsos, en una de las decrépitas y saturadas prisiones del país, donde se reporta acoso y abusos por parte de reclusos y guardias.

Para las mujeres trans, ese miedo es aún más profundo. Para ellas, el encarcelamiento significa ser recluidas en pequeñas celdas junto con hombres, donde temen ser atacadas a causa de su activismo y su identidad de género, precisó la organización.

Eso es exactamente lo que le está sucediendo a Celia Cruz, mujer trans y activista de derechos humanos de Ometepe, una isla en el lago Cocibolca, en el sur de Nicaragua. La historia de Celia es una dolorosa ilustración de cómo es la vida para las mujeres trans que se atreven a alzar la voz contra el gobierno en Nicaragua, denunció Amnistía Internacional.