Ni me callo ni me rindo

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Antúnez lleva en la piel los queloides de las torturas, del destierro; fue padre a la edad en que debió ser abuelo; cumplió 17 años de prisión política. Antúnez sueña con la libertad de Cuba, y cuando habla del tema es generoso argumentando por qué no se calla ni se rinde.