En India, el calvario de las mujeres maoístas en la línea del frente

  • Agencias

Mujeres observan una de las casas que han sido quemadas por un grupo de maoístas

Los maoístas, que controlan importantes zonas del "corredor rojo", aseguran que combaten para defender las tierras de las comunidades tribales marginadas.

Un escalofrío recorre la espalda de Anjali Hembrom, al recordar las violaciones padecidas durante los seis meses que pasó con miembros de la guerrilla maoísta en plena jungla del este de India.

Estos rebeldes, que buscaban nuevas reclutas, secuestraron a Hembrom, de 20 años, hace cuatro años durante un asalto a una aldea tribal del Estado de Jharkhand.

Trasladada a la autoproclamada "zona liberada", donde los maoístas gobiernan, Hembrom sufrió reiteradas violaciones por rechazar unirse a las filas de estos guerrilleros, antes de conseguir escapar de ellos.

"Aún me despierto con sudores fríos en medio de la noche", explica a la AFP Hembrom desde la ciudad de Giridih durante una entrevista filmada con la cara borrosa para garantizar su anonimato.

Antes de huir, vio a mujeres combatientes obligadas a "cocinar, limpiar y dar placer a sus superiores".

La joven explica que la forzaron a obedecerlos, si bien cientos de mujeres se unieron a las filas de los combatientes maoístas voluntariamente para huir de una agotadora pobreza en comunidades con un profundo y arraigado funcionamiento patriarcal.

Sin embargo, la vida de estas mujeres corre peligro, porque se exponen a eventuales abusos por parte de las fuerzas de seguridad, si son capturadas, pero también a las violaciones de sus "compañeros de armas", como suele ocurrir.

"Ellas se enrolaron con nobles ideas revolucionarias", dice Hembrom, para quien "esta no es la vida que ellas habían imaginado".

Los maoístas, que controlan importantes zonas del "corredor rojo" situado desde el centro al este de India, aseguran que combaten para defender las tierras de las comunidades tribales marginadas.

Esta insurrección ha matado a unas 10.000 personas y está considerada como una de las principales amenazas de la seguridad interna en India.

Estas mujeres procedentes de tribus padecieron durante mucho tiempo la violencia extrema de Salwa Judum, una milicia creada en 2005 y financiada por el Estado para contrarrestar a los maoístas, que finalmente fue desmantelada.

Las acusaciones de brutalidad policial y de violaciones durante el periodo de detención abundan, pero pocos casos se investigan a causa del temor a represalias y de la cultura de la impunidad en las fuerzas armadas.