El módulo Philae no responde a las señales de la sonda Rosetta

  • Jesús Rojas / Radio Martí

El aparato aterrizó sobre el cometa el 12 de noviembre.

La sonda necesita superar los 45 grados Celcius bajo cero en su interior y generar 19 vatios de energía en sus paneles solares para enviar señales a la Tierra.

El módulo Philae, que hizo historia al aterrizar hace cuatro meses sobre un cometa, no ha respondido a las señales que le ha enviado la sonda Rosetta durante ocho días, en el primer intento realizado para intentar contactar con el aparato, según informó el Centro Aeroespacial Alemán (DLR).

El siguiente intento de comunicación tendrá lugar en abril. "Talvez todavía hace demasiado frío para que Philae se despierte sobre el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko. Quizás todavía no tiene recursos energéticos suficientes como para enviar una señal" al centro de control, explicó el DLR, responsable del módulo.

"Ha sido un intento muy temprano; repetiremos el proceso hasta que recibamos una respuesta de Philae", señaló el director de proyectos del DLR, Stephan Ulamec, quien abogó por tener paciencia.

Tras apagar la unidad de comunicaciones de Rosetta, el Centro Aeroespacial Alemán evalúa cuándo se producirá el siguiente alineamiento favorable entre la sonda y el módulo para volver a enviar señales.

La sonda carece de energía suficiente para reactivarse.

Previsiblemente, según avanza el DLR, la próxima oportunidad de comunicar con Philae será en la primera mitad de abril. Tras aterrizar en el cometa el pasado noviembre, el módulo operó de forma continuada durante 54 horas, sus 10 instrumentos entraron en funcionamiento y envió datos de vuelta a la Tierra antes de comenzar a hibernar.

Para que vuelva a encenderse, el interior del módulo debe superar los 45 grados Celsius bajo cero y ser capaz de generar al menos 5.5 vatios a partir de sus paneles solares, aunque para enviar señales a la Tierra necesitará llegar a los 19 vatios.

Tras abandonar la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA), Philae se posó sobre el cometa el 12 de noviembre después de tres aterrizajes y dos rebotes, lo que hizo que no cayera en el punto programado y que quedara en una zona oscura y rocosa.

Sin la luz necesaria para cargar las baterías y trabajar de forma autónoma, entró en hibernación 57 horas después del aterrizaje, y el pasado 12 de marzo Rosetta comenzó a enviarle señales para comprobar si se había despertado.

Los ingenieros del DLR descartaron que pudiera haberse calentado en enero y en febrero, pero consideraron que en marzo había una primera posibilidad al situarse el cometa a unos 300 millones de kilómetros del Sol y recibir el doble de radiación solar que en noviembre.