Mensaje de Obispos habla de excarcelaciones, emigrados, diálogo y aniversario de visita papal a Cuba

El Papa Juan Pablo II en la misa en la Plaza de la Revolución el 25 de enero de 1998.

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba recordó en un mensaje que en esta temporada navideña se cumplirán 25 años de que las autoridades comunistas de Cuba permitieran la celebración y decretaran la Navidad como un día feriado.

También remarcaron que en enero se cumplirán 25 años de la visita de San Juan Pablo II a Cuba, un evento que planean conmemorar con celebraciones en todas las Diócesis de la isla.

En el texto titulado "Mensaje para preparar la Navidad", fechado el 30 de noviembre, la jerarquía católica saludó "a las familias, que sufren la emigración" y llamó la atención sobre "la soledad de tantas personas mayores, enfermas o que padecen graves dificultades y carencias".

Los obispos hablaron de la necesidad de "despertar la alegría y esperanza, en medio de tantas oscuridades y desalientos".

"En la Navidad Dios se hace solidario con la humanidad, Dios se hace hombre para que el hombre llegue a Dios, para ello se mete en nuestros corazones para entrar en la historia humana y transformarla desde adentro. Jesús es el Buen Samaritano, que sale a nuestro encuentro, que se detiene ante nuestra realidad con compasión, que se acerca para sanar nuestras heridas, darnos consuelo y esperanza, que nunca nos abandona y nos invita a salir para hacer lo mismo con nuestros hermanos más necesitados, con aquellos que sufren hambre, soledad, falta de libertad y esperan de nosotros un gesto de clemencia o misericordia. ¡Cuánta alegría traería para sus familias y pueblo en general saber que, en esta Navidad, un buen número de quienes guardan prisión se les otorga la libertad y retornan a sus hogares para reinsertarse en la vida habitual e iniciar así el nuevo año!", expresan los obispos.

El comunicado de los religiosos es también un llamado a la unidad de los cubanos: "Que en esta Navidad volvamos a soñar construir una patria de hermanos, donde cada uno pueda vivir con dignidad, donde nos escuchemos y dialoguemos para discernir el futuro, donde luchemos por el bien de todos en especial de quienes han quedado marginados por distintos motivos".

Su mensaje se hizo extensivo a los cubanos exiliados a quienes llaman "hijos de nuestro pueblo dispersos por el mundo".