"Me cansé de la esclavitud": galenos cubanos revelan oscuros detalles de las misiones médicas

La doctora cubana Tatiana Carballo ofrece su testimonio en conferencia de prensa en el Departamento de Estado de EEUU.

Médicos cubanos víctimas de trabajo esclavo en misiones en Venezuela, Brasil y Bolivia, denunciaron este jueves las condiciones de acoso, intimidación y prácticas laborales abusivas a las que fueron sometidos por el gobierno de La Habana durante años.

En una conferencia de prensa organizada por el Departamento de Estado de EEUU, y que fue seguida desde Cuba por la prensa independiente, los galenos ofrecieron sus testimonios sobre un sistema “manipulador y corrupto”, establecido por el régimen para ganar dinero, no para ayudar a personas necesitadas en otros países, según dijo la subsecretaria de Estado Adjunta del Hemisferio Occidental para Cuba y Venezuela, Carrie Filipetti.

Filipetti explicó que aunque no hay programas específicos para ayudar a que los galenos cubanos puedan ejercer como médicos en EEUU, “estamos tratando de llamar la atención" sobre esta situación.

"Me cansé de la esclavitud"

Tatiana Carballo trabajó en Venezuela por 7 años, y luego fue trasladada a Brasil, donde decidió abandonar la misión, poniendo a su familia en riesgo. “El gobierno cubano dice que la educación es gratuita, y por lo tanto somos su propiedad. Percibimos un salario muy bajo”, afirmó.

Un incentivo del régimen para evitar el abandono de las misiones es prohibir el regreso de Cuba por ocho años. O sea, un exilio obligatorio para los doctores que dejan de prestar sus servicios en el exterior.

Antes de Venezuela, Carballo había estado en Belice tras la firma “de un contrato que no fue contrato alguno”, en una supuesta misión “voluntaria y humanitaria”. Pero ninguna de las misiones en las que participó “fue voluntaria para nada, todo fue bajo un régimen militar” en el que les prohibían las salidas, las relaciones con los residentes locales, y a cambio de su labor les pagaban un salario mínimo que ni siquiera percibían de forma completa.

“Nos pagaban un 10, un 15% de los que le pagaba Venezuela a Cuba, y el resto se quedaba en una cuenta congelada en Cuba. Muchos de nosotros decidimos no volver y ese dinero fue confiscado por el gobierno, no se le dio a la familia”, explicó Carballo.

En Venezuela la misión era bajo circunstancias difíciles. Los coordinadores de la misión, que eran “agentes de la Seguridad del Estado”, los tenían bajo un asedio constante, y los presionaban para que falsearan las estadísticas e influyeran en la población para “que votaran por Maduro”, agregó.

Cuando terminó la misión en Venezuela, le ofrecieron la de Brasil.

En Venezuela supuestamente PDVSA pagaba la misión. En Brasil el contrato se hizo a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Cuba usó a la OPS como intermediaria. El 75% del salario iba para el gobierno cubano, y un 5% a la OPS, un ínfimo porciento iba a parar a manos de los médicos.

“Recibía 1,200 reales en dependencia del valor del dólar”, y los gastos por concepto de renta, comida e insumos los pagaba el gobierno local en Brasil, dijo Carballo, y añadió que la misión en Brasil tuvo características especiales, porque permitió la presencia de la familia inmediata, y facilitó las visas para que pudieran reunirse con los doctores.

Cuando Carballo regresó a Cuba de vacaciones, la obligaron a firmar un contrato en el que establecían que su hijo tenía que viajar a Cuba cada tres meses. “Decidí dejarlo en Brasil, escondido en casa, bajo el acoso de los coordinadores de misión”, dijo la doctora.

“Me cansé de la esclavitud, de que me asediaran y me quitaran el pasaporte. Me cansé de mentir y decidí acogerme al Cuban Medical Parole [Cuban Medical Professionals Parole (CMPP)], y es por eso que hoy estoy aquí contándoles mi historia”, concluyó.

Carballo forma parte de una demanda contra las autoridades cubanas por someter a los médicos en las misiones en el extranjero a condiciones de esclavitud, y traficar con sus servicios.

La historia de Ramona Matos

El caso de Ramona Matos no fue diferente. Enviada a Bolivia en el 2008, terminó laborando en un pueblo del Amazonas llamado San Agustín.

Aunque viajaron con un pasaporte oficial, cuando chequearon en Inmigración, en el aeropuerto, una agente de la Seguridad del Estado cubano les retiró el documento. "Trabajamos en Bolivia indocumentados”, sin pasaporte o identificación, por lo que nadie podría saber quiénes eran en caso de emergencia.

"Nunca nos explicaron las condiciones de Bolivia por ser un país del Altiplano; médicos que viajaron en la misión fallecieron por complicaciones cardíacas" debido a las condiciones atmosféricas, dijo Matos.

Los asesores de la misión, que no estaban físicamente en el pueblo, exigían un parte diario a las 6 pm, en el que debían aparecer como mínimo 30 pacientes vistos. "Pero nadie venía a la consulta. Le pregunté a la colega que estaba antes allí como hacía, y me dijo 'ya te vas a enterar´”.

Cuando Matos explicó a su jefe que no recibió pacientes, le dijo que tenía que inventar los nombres y el diagnóstico, porque si no lo hacía la retornarían a Cuba, sería castigada y no recibiría el dinero por su trabajo.

Así que diariamente tenía que escribir en una hoja nombres falsos, edades y direcciones de pacientes que no veía. "Los agentes que nos controlaban nos obligaban a falsear esas estadísticas", indicó.

En la farmacia los medicamentos fueron "destruidos, quemados, enterrados, desaparecidos", porque el gobierno cubano tenía que justificar la existencia de los pacientes con medicamentos que debían ser entregados de forma gratuita.

En el 2013 Matos fue a Brasil como parte del programa Más Médicos, donde les pagaban "$400 dólares y otros $600 eran congelados" en un banco en Cuba hasta que terminara su misión. Fue hasta el Congreso brasileño y denunció el "trabajo esclavo" al que eran sometidos los médicos cubanos. Pidió asilo político en Brasil, y luego se acogió al CMPP en EEUU.

Obligados a hacer campaña a favor de Maduro

Fidel Cruz, otro de los médicos cubanos que forma parte de la demanda, dijo que su labor en Venezuela, donde trabajó de 2011 a 2014, período en el que fue reelecto Hugo Chávez y electo Nicolás Maduro, incluyó hacer campaña política a favor del chavismo.

"Nos obligaban en cada consulta a hablarle a cada paciente para influir en la mentalidad del pueblo, para que votaran a favor de Maduro", señaló.

A Cruz le tocó, además, junto a los otros miembros de la misión, salir a las calles a tocarles las puertas a los electores para que fueran a los colegios a votar por Maduro. “Recuerda que estoy hoy aquí atendiéndote gracias al gobierno de Maduro”, debían decirles.

"Teníamos que dar una estadística a nuestros jefes de la Seguridad del Estado de cuántos pacientes llevamos a los colegios electorales y cuantos votaron por el oficialismo", explicó Cruz.

¿Qué ha pasado con los familiares en Cuba?

Rusela Rivero ofrece su testimonio.

Rusela Rivero, otra de las doctoras que ofreció su testimonio, tiene dos hijos médicos en Cuba. Cuando Rivero decidió abandonar la misión las consecuencias para su familia no se hicieron esperar.

Las autoridades impiden a su hijo mayor ejercer como galeno. "Ahora fumiga las casas acompañando a un grupo de técnicos. No ha podido ejercer como médico a partir de entonces. Le dijeron 'tú sabes de lo que se trata'".

El hijo menor de Rivero se graduó en agosto pasado y fue enviado a un poblado rural, en medio de la Sierra Maestra. Los colegas del mismo curso fueron ubicados en la ciudad. "No hay explicación, simplemente tienes que hacerlo", sentenció Rivero.

Con lágrimas en el rostro, la mujer afirmó: "Están usando a mis hijos para silenciarme, pero no hay manera de que puedan silenciarme".

"Dejemos que el mundo sepa"

John Barsa, administrador adjunto de USAID, presente en la conferencia, agradeció la valentía de los médicos cubanos para ofrecer sus testimonios e hizo un llamado a divulgarlos.

"Hacemos un llamado a los periodistas independientes cubanos, a la prensa en general, a activistas de la sociedad civil, a traer a la luz estos testimonios sobre la explotación de los médicos cubanos, una práctica de tráfico humano", dijo Barsa, de origen cubanoamericano.

“Dejemos que el mundo sepa acerca de estos crímenes”, recalcó.

El funcionario lamentó que mientras estos doctores calificados son enviados al extranjero en condiciones de esclavitud, muchos cubanos en la isla no tienen acceso a una atención médica primaria.

Tráfico humano

“Otros países continúan con estas misiones, y las historias que escuchamos aquí hoy no deberían continuar”, dijo Carlos Trujillo, embajador de EEUU ante la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Carballo, el embajador Carlos Trujillo y la Subsecretaria Adjunta Carrie Filipetti.

Estados Unidos tiene "el deber de detener" esta situación, afirmó.

Unos 66 países albergan estas misiones médicas. Estados Unidos busca identificar las misiones, el tipo de contrato que tienen y alertar a las autoridades de esos países de que pueden estar en medio de un caso de tráfico humano, señaló Filipetti.

En junio de este año, el Departamento de Estado rebajó a 3 la categoría del gobierno cubano en la lucha contra el tráfico humano por no hacer esfuerzos significativos para frenar esta situación.

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Un mes más tarde, el Departamento de Estado impuso restricciones de visas a funcionarios cubanos “responsables de prácticas coercitivas” en el envío de misiones médicas a otros países.

“El gobierno cubano recurre a prácticas laborales de explotación y coerción mientras gana dinero a costa de sus ciudadanos, por medio de su programa de misiones médicas al extranjero”, dijo en ese entonces el secretario de Estado Mike Pompeo.

Según el informe, el régimen de La Habana no hizo nada frente a las denuncias de trabajos forzados en las misiones médicas, pese a denuncias de que autoridades de la isla amenazaron y dictaron medidas coercitivas para que algunos participantes se mantuvieran en el programa.

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Entrevistas a médicos cubanos que abandonaron misiones médicas