Duelo en el ballet por la muerte Maya Plisetskaya, prima ballerina assoluta

  • Agencias

Maya Plisetskaya

Su padre fue ejecutado durante el estalinismo y su madre enviada a un campo de concentración. Ella se enfrentó a la burocracia cuando le querían prohibir "Carmen", escrita para ella por Alberto Alonso.

Rusia lloraba el domingo la muerte de Maya Plisetskaya, una de las más grandes bailarinas de ballet del siglo XX, que hechizó al mundo con sus sensuales actuaciones y su extraña belleza.

Plisetskaya, cuyo espíritu libre desafió los límites del arte de la era soviética, falleció el sábado de un ataque al corazón en Múnich, a los 89 años.
A pesar de su avanzada edad, el icono del ballet ruso seguía actuando con energía. Su muerte causó conmoción en el teatro Bolshoi, donde tenía previsto celebrar su 90º cumpleaños.

"Plisetskaya es para siempre", dijeron desde el teatro, donde la artista bailaba cuando ya había pasado la barrera de los sesenta años. "Ella fue, ella es y ella será".

A la bailarina, que sacrificó su maternidad por el ballet, le sobrevivió su marido, el compositor Rodión Shchedrin, autor de muchos de sus ballets.
Los grandes del ballet y los amantes de la danza de todo el mundo expresaron su reconocimiento a la bailarina pelirroja, de grandes ojos y largas piernas.

"La estrella de Maya Mijailovna Plisetskaya, que se convirtió en la encarnación de la verdadera esencia del arte del ballet para generaciones de espectadores de todo el mundo, con su refinada belleza y su majestuosidad, brillará ahora desde el cielo", dijo en un comunicado el teatro Mariinsky de San Petersburgo.

FALLECE LA BAILARINA MAYA PLISETSKAYA

Plisetskaya era conocida por sus intensas interpretaciones que contrastaban con el estilo etéreo de muchos otros bailarines, especialmente en "El Lago de los Cisnes" de Tchaikovsky.

Plisetskaya se unió al elenco del Bolshoi en 1943 a los 18 años y permaneció hasta 1990, cuando se fue en medio de disputas con el director. Sin embargo, regresó a su escenario para apariciones en galas, incluyendo una actuación de su 75 aniversario en 2000.

"La época de las Grandes Leyendas del Ballet llega a su fin", escribió en Facebook la bailarina Diana Vishneva. La estrella del ballet Mijaíl Barshnikov se refirió a ella como "una de las más grandes bailarinas de nuestro tiempo". Baryshnikov destacó otro papel. "Siempre recuerdo su increíble Muerte del Cisne de 1959 a 1986", escribió, destacando que en la última tenía ya 61 años.

Entre sus actuaciones más aclamadas se encuentran sus papeles en "Carmen", "Anna Karenina", "La bella durmiente" y "Bolero", un himno al erotismo, que interpretó a sus 50 años.

Ella no dudó en apoyar la reelección del presidente Boris Yeltsin, en 1996, a pesar de que hasta entonces se había mantenido alejada de la política activa.
Venerada y aclamada por bailarines de todo el mundo, recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2005.

Plisetskaya creó el Ballet Imperial Ruso con el que, cada Navidad, regresaba simbólicamente a los escenarios con clásicos como "Cascanueces", "El lago de los cisnes" o "Don Quijote", obras en las que siempre brilló, además de con "Carmen" de Bizet-Schedrín.

La musa de Yves Saint Laurent y de Pierre Cardin nació en el seno de una familia judía en Moscú el 20 de noviembre de 1925. Su padre, ingeniero, fue ejecutado por el régimen de Stalin por ser considerado "enemigo del pueblo" y su madre, actriz, fue acusada de traición y enviada a un campo de trabajo. Estas experiencias marcaron a la bailarina, famosa por su franqueza.

"Ella era una persona 'inconveniente': siempre dijo que bailaba lo que pensaba y sentía", dijeron desde el Teatro Bolshoi en un comunicado, en el que la describían como un "símbolo de la resistencia contra la estrechez de miras y el orden de las artes soviéticas".

La larga carrera de Plisetskaya vivió episodios controvertidos: en 1967, su sensual actuación en "Carmen", una pieza escrita para ella por el coreógrafo cubano Alberto Alonso, desató una gran polémica. "'Carmen', donde cada gesto, cada mirada, cada movimiento tenían su significado, era diferente a cualquier otro ballet. La Unión Soviética no estaba preparada para este tipo de coreografía", dijo Plisetskaya.