El presidente venezolano Nicolás Maduro viajó a La Habana para acompañar a Raúl Castro en la tribuna de la Plaza de La Revolución, desde donde presenciaron el desfile de los trabajadores por el 1 de Mayo.
Con su uniforme de General, Castro, acompañado de Maduro, saludó a los cientos de miles de personas que marcharon bajo la lluvia, que por momentos fue torrencial. El acto duró una hora y media y en él participaron trabajadores, estudiantes y militares.
Raúl Castro bromea con el vicepresidente, José Ramón Machado (i-d), durante el desfile por el Día de los Trabajadores en La Habana.
Las autoridades no informaron cuántas personas marcharon en La Habana, pero algunos periodistas estimaron que fueron al menos 300.000.
Más de 2.000 miembros de 205 organizaciones sindicales y políticas de 70 países asistieron como invitados al desfile, que fue encabezado por un bloque de médicos y enfermeros que combatieron el ébola en África.
Este es el primer acto masivo en la isla desde que Barack Obama y Raúl Castro decidieron poner fin a medio siglo de tensiones y normalizar las relaciones.
Maduro tiene previsto regresar de inmediato a Caracas, donde anunciará este viernes un conjunto de medidas que ha anunciado como el "revolcón económico". No ha ofrecido detalles sobre las medidas, pero el diputado oficialista Jesús Farías adelantó recientemente que el "revolcón" estará asociado a los controles y las regulaciones que mantiene el Estado sobre la economía.
Desde hace 12 años en Venezuela está vigente un estricto control de cambio y de precios. Los analistas estiman que los prolongados controles han generado fuertes desequilibrios que han llevado una desbocada inflación de más de 60% y severos problemas de desabastecimiento de alimentos y otros productos básicos.
La caída de los precios del petróleo, que financia el 96% de los ingresos que recibe el país por exportaciones, ha complicado el panorama económico del país. El Fondo Monetario Internacional estima que la economía venezolana podría alcanzar este año una contracción de 7%, la mayor del continente. El Gobierno sostiene que la crisis es consecuencia de una "guerra económica" promovida por empresarios y sectores opositores.
Maduro hace frente a esta crisis en medio de una caída en su popularidad, que está en alrededor del 25%, y que amenaza con complicar las posibilidades de triunfo del oficialismo en las elecciones parlamentarias previstas para este año.