¿Ley de prensa en Cuba o un nuevo fiasco?

El periodismo no pasará de ser una entelequia en Cuba mientras exista un partido político único que tiene el poder suficiente para imponer sus intereses en una redacción.

Según algunas informaciones que llegan desde la isla, el Gobierno cubano estaría trabajando en una ley de prensa, un compendio de normas para regular la actividad periodística.

La medida se habría empezado a tomar para poner orden en un ámbito donde las nuevas tecnologías han puesto patas arriba todos los conceptos, y todavía más a los medios unidireccionales y de masas. El medio unidireccional ha pasado a la historia, con lo cual el régimen cubano tiene un problema.

Será interesante comprobar, cuando se conozcan más detalles sobre el asunto, cuáles son los principales intereses que quiere preservar esta ley. Probablemente, y de acuerdo con el temor de algunos periodistas en la isla, se trate de un intento de poner límites a la profesión. Resulta prácticamente una quimera pensar que el periodismo pueda desarrollarse en un lugar donde no existe un respeto básico a un derecho primario como es la libertad.

El periodismo no pasará de ser una entelequia en Cuba mientras exista un partido político único que tiene el poder suficiente para imponer sus intereses en una redacción.

Obviamente, un país en el que el principal periódico es un boletín informativo, parcial, sectario y enfocado a publicar hagiografías y adular a los máximos líderes, es un país que tiene un serio problema. Y todavía más su periodismo, que necesita campo.

Por eso podemos augurar que de nuevo, esta "ley de prensa" cubana, aderezada por el Gobierno castrista, será un nuevo fiasco. Es incomprensible que todavía nadie pueda seguir dando votos de confianza a un gobierno cuya acción diaria demuestra que sus intereses no son los de conseguir el progreso de Cuba sino más bien todo lo contrario, preservar su poder dejando que la isla progrese lo justo.

Parece que es un ejercicio peligroso el de estos gobernantes cubanos, empeñados en poner trabas al libre desarrollo de una sociedad que necesita márgenes más amplios de libertad y movilidad para dar rienda suelta a su potencial. Para ello es preciso que empiecen a desacralizar el proyecto de la revolución cubana, porque es precisamente la sacralización del error lo que impide avanzar.

Los cubanos que suelen defender el sistema apelan a la educación y sanidad "gratis", quizás desconociendo que en muchos países libres el nivel de protección sanitaria es universal. Y la "educación y sanidad gratis" nunca cuesta "tu libertad". Eso es una aberración.

Es absurdo seguir idealizando un sistema político que afirma garantizar derechos cuando en realidad los cercena. Y que, además, demuestra diariamente que su intención es la de seguir boicoteando cualquier paso hacia la libertad que puedan dar los cubanos.

Por eso la desconfianza a los periodistas será seguramente lo que inspire la ley de prensa, y por eso también siguen las restricciones al acceso a internet entre los cubanos de a pie. Un régimen autoritario no se puede permitir dar completa libertad a sus súbditos. Debe, necesariamente, mantener esa tensión que tiene atrapada la voluntad de un pueblo.