La sociedad cubana paga un alto precio por la crisis económica actual

Foto Manuel Guerra Pérez.

LA HABANA -Un policía se hace el sueco en las cercanías de La Casa del Habanos Partagás, mientras un joven le vende tabacos clandestinamente a un grupo de turistas. El uniformado por permitir la venta cobra unos dólares al terminar su turno.

Ivana está desempleada, es madre de dos niños y sale de casa en busca de hombres que paguen por placer. Vista como una jinetera, se prostituye para poder llevar comida a casa y resolver otros tantos problemas que diariamente la atormentan.

Foto Manuel Guerra Pérez.

En la tienda de divisas Panamericana está Maritza. Siempre llega temprano al trabajo, para alterar las etiquetas de los kilogramos a los paquetes de pollos. Esta práctica hace que gane dinero diariamente, ella lo llama “la lucha cotidiana para poder vivir”.

En la cola de la farmacia está Lázaro quien tiene un amigo médico que le consigue recetas de medicamentos en demanda, ambos están involucrados en la venta ilegal de medicinas.

Foto Manuel Guerra Pérez.

El impacto social por las políticas económicas centralizadas no solo ha devastado la economía nacional, también ha calado hondo de la sociedad estableciendo una doble moral en busca de la supervivencia del día a día.

“La sociedad cubana se encuentra totalmente viciada. El tomar decisiones incorrectas por obtener ganancias o sustraer algún bien para paliar la situación económica de cada cual se ha convertido en el pan nuestro de cada día. Esta situación es vista como normal por la mayoría”, argumentó un sociólogo bajo anonimato.

Foto Manuel Guerra Pérez.

Con menos de un dólar diario de salario promedio, la sociedad se encuentra obligada a sobrevivir, prostituyendo el carácter, lucrando, desviando lo que puedan en los centros de trabajo. Todo para poder llevar la comida a casa, comprar ropa a la moda o simplemente tener un teléfono Android.

A los padres les es difícil educar a sus hijos, decirles qué pueden hacer o no, qué está bien o está mal, se hace complicado. Para que las cosas funcionen en casa hay que delinquir, robar, desviar recursos o mentir. No todos reciben remesas del extranjero que ayuden a la economía doméstica.

La vida se ha tornado complicada para la mayoría, la moral y los principios se han quebrado. Aún muchos no comprenden como la sociedad puede vivir con un salario que no sobrepasa los 30 dólares mensuales y una inflación ascendente que simplemente no pueden cubrir los salarios.

En esta ruleta de malos vicios, los más afortunados van a caros restaurantes y bares, presumen de vivir bien y hasta se han podido comprar un auto.

“La difícil situación económica existente, provocó la pérdida irrecuperable de los valores de las actuales generaciones a una magnitud monstruosa. Situación que será muy difícil de erradicar”, sentenció el sociólogo, quien tiene dos empleos a la vez, producto de la necesidad económica que enfrenta.

“Es triste ver lo que sucede, la mayoría solo piensa en huir del país desesperadamente, sin mirar a dónde, sin medir consecuencias. La crisis política y económica es el motivo la grave situación migratoria actual”, concluyó el sociólogo.