Muñoz Molina recibe Premio Jerusalén

El escritor español Antonio Muñoz Molina (i) conversa con el presidente israelí Simón Peres (d) tras recibir el premio literario bienal de Jerusalén.

"Me parece un poco fuerte llevar las cosas al extremo de decirle a uno que si va a recoger un premio literario que han recibido personas como Jorge Semprn, Susan Sontag o Ian McEwan"
El escritor español Antonio Muñoz Molina realizó hoy un elogio de la diversidad y la libertad al tiempo que un alegato contra los fanatismos y la intolerancia en su
discurso de aceptación del Premio Jerusalén de este año, que recibió de manos del alcalde de la ciudad, Nir Barkat.

En una ceremonia en el Centro Internacional de Convenciones de Jerusalén en la que intervino también el presidente de Israel, Simón Peres, el novelista español defendió que un escritor "no es un profeta, ni un canal de las voces humanas de la comunidad, ni un cura, ni tampoco un portavoz".

"En una democracia liberal moderna un escritor es un ciudadano como cualquier otro", dijo.

Aún así, advirtió de que "nunca estamos libres de los peligros de la intolerancia y el barbarismo y mucho menos de convertirnos en intolerantes y bárbaros nosotros mismos si desarrollamos la convicción de que la razón absoluta está de nuestra parte o de que otra gente no se merece los mismos derechos que tenemos nosotros, entre ellos el mero derecho a la vida".

A su juicio, la literatura no puede desarrollar su pleno potencial "sin una atmósfera pública de libertad de expresión y de respeto a las diferencias de opinión y religión, sin una medida de justicia social".

En su intervención en inglés, citó a escritores judíos que tuvieron que escribir en silencio en los campos de concentración nazis como Vassili Grossman o Victor Klemperer, pero también a Ana Frank, a Miguel de Cervantes o a Quevedo, todos ellos como ejemplos de "la buena escritura que habla en voz baja" frente a la que se hace para un gran auditorio.

"Sospecho de cualquier reivindicación de identidades colectivas incontaminadas: nacionales, religiosas, ideológicas, culturales, de lo que sea", afirmó y añadió que ante cualquier atisbo de ello su reacción es "apartarse a un lado y buscar refugio".

Por su parte, el presidente israelí comenzó su discurso diciendo que "su más grandioso sueño" sería que Jerusalén fuera "una capital
de libros, literatura y autores, el corazón de una nueva paz en un nuevo Oriente Medio".

Peres citó pasajes de la obra de Muñoz Molina y dijo que ésta le sorprendió porque "toca con una fuerza increíble en lo más hondo de la genética humana".

La concesión del Premio Jerusalén -que han recibido escritores como Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Susan Sontag, Arthur Miller o Jorge Semprún- ha estado en ocasiones rodeada de polémica ya que algunas voces de la izquierda suelen pedir a los autores premiados que lo rechacen por la política de Israel en los territorios ocupados palestinos.

Además de dos organizaciones propalestinas, un grupo de intelectuales -entre ellos el poeta español Luis García Montero y el escritor británico John Berger- pidieron este año en una carta al novelista que renunciase a la distinción.

En una entrevista con Efe en Jerusalén, Muñoz Molina consideró "profundamente injusto" hacer un boicot global a un país con una sociedad "abierta y tan plural" como la israelí.

"Me parece un poco fuerte llevar las cosas al extremo de decirle a uno que si va a recoger un premio literario que han recibido personas como Jorge Semprún, Susan Sontag o Ian McEwan, eso le convierte en cómplice del apartheid", aseguró.

El escritor recalcó que respeta "profundamente el derecho a la libertad de expresión de cualquiera", pero consideró que una de las tareas de los escritores es "luchar contra los estereotipos" y que "cuando uno recibe una carta llena de ellos piensa que podrían
haberse esforzado un poco más".

Según el jurado del galardón, Muñoz Molina ha sido distinguido este año por reflejar la "libertad del individuo en la sociedad" en una obra que le ha convertido en "una de las mayores figuras literarias mundiales de los siglos XX y XXI".

El Premio Jerusalén está dotado con 10.000 dólares.