Conflicto sirio domina agenda del G8 en Belfast

Universidad Queen's en Belfast, sede de la cumbre del G8.

Obama tuvo una videoconferencia con los mandatarios de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia para tratar el tema sirio, previo a la reunión en Belfast.
El conflicto sirio va a imponerse como tema candente en la cumbre del G8, el lunes y el martes en Irlanda del Norte, donde los británicos están decididos a avanzar en la lucha contra la evasión fiscal y a impulsar el comercio mundial.

Durante una videoconferencia preparatoria del G8, el presidente estadunidense, Barack Obama, se entrevistó el viernes por la noche con los cuatro dirigentes europeos, François Hollande (Francia), David Cameron (Reino Unido), Angela Merkel (Alemania) y Enrico Letta (Italia) para hablar "en particular de Siria", según el entorno del presidente francés.

"Ellos tuvieron un intercambio profundo sobre los temas del G8 y en particular sobre Siria", precisaron las mismas fuentes. En Londres, el primer ministro británico, David Cameron, confirmó en un comunicado que habían "discutido sobre la situación en Siria y la manera en la que los países del G8 deberían ponerse de acuerdo para trabajar juntos en una transición política para poner fin al conflicto".

En vísperas de la reunión de las grandes potencias industrializadas, Estados Unidos provocó una subida de tensión el viernes al prometer "apoyo militar" a los rebeldes tras haber acusado claramente al régimen sirio de utilizar armas químicas. Sin embargo, la Casa Blanca rechazó la idea de imponer inmediatamente una zona de exclusión aérea para ayudar a la rebelión.

Obama, y los demás líderes occidentales podrán hablar directamente con el presidente ruso, Vladimir Putin, principal respaldo de Bashar al Asad. "Putin y Obama van a hablar del ritmo de la aplicación de la iniciativa ruso-estadunidense para preparar la conferencia internacional en Ginebra para intentar encontrar una salida al conflicto sirio", declaró en Moscú el consejero diplomático del Kremlin, Yuri Ushakov .

Rusia ya salió el viernes en defensa de Asad al estimar que las acusaciones estadounidenses "no son convincentes", y afirmó que aumentar la ayuda a los rebeldes "complicará" los esfuerzos de paz. Siria corre el riesgo de modificar la agenda de esta reunión organizada en el lujoso complejo hotelero de Lough Erne, en medio de la campiña norirlandesa.

La cumbre podría comenzar el lunes con un gesto fuerte: el lanzamiento de negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE), que representan cerca del 40% de los intercambios mundiales.

Reunidos en Luxemburgo, los ministros de Comercio de los 27 países de la Unión Europea (UE) alcanzaron el viernes por la noche un acuerdo para negociar un tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos, después de responder a la demanda francesa de excluir al sector audiovisual.

Cameron hizo de este asunto una de sus prioridades. "No hay mejor manera de mostrar nuestro compromiso" para promover el crecimiento que "lanzar las negociaciones para un acuerdo comercial entre la UE y Estados Unidos", declaró. "Debemos hallar la ambición y la voluntad política para lograrlo. Vale la pena porque este acuerdo inyectaría cien mil millones de euros en la economía mundial", insistió.

Los jefes de Estado o de gobierno de Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Japón y Rusia debatirán también sobre la situación económica global en un contexto de recuperación fragmentada. No se espera ninguna nueva iniciativa en este ámbito, aunque el presidente francés, François Hollande, instó al G8 a enviar al mundo "un mensaje fuerte sobre el crecimiento y el empleo".

Sobre esta cuestión, el nuevo primer ministro japonés, Shinzo Abe, advirtió de que tenía "intención de aportar una contribución activa" promoviendo su nueva política económica, la llamada "Abenomics" que preconiza un abandono de la austeridad.

La lucha contra la evasión y el fraude fiscal, una de las grandes preocupaciones de las opiniones públicas occidentales, dominará la última sesión de la cumbre, el martes por la tarde. "Existe un verdadero impulso a nivel internacional para progresar" pero no se anunciará ninguna iniciativa importante en el G8, dijo una fuente europea.

Los dirigentes deberían afirmar "su voluntad de avanzar en la generalización de los intercambios automáticos de datos entre las administraciones fiscales" de diferentes países, y entre éstas y los bancos.

La presión sobre los dirigentes se acentuó en los últimos meses con las revelaciones del "offshore leaks" y una serie de escándalos en varios países. Magistrados anticorrupción, apoyados por ONGs como Transparency International, hicieron un llamamiento al G8 para que combata con fuerza "la gran corrupción", subrayando que ésta "sería imposible sin la ayuda del sistema financiero mundial".

En la lucha contra el terrorismo, Cameron desea que el G8 se ponga de acuerdo para rechazar el pago de rescates en las tomas de rehenes. "Eso ahogaría las fuentes de financiación de las organizaciones terroristas y reduciría por supuesto la motivación de secuestrar a nuestros ciudadanos", dijo.

Obama podría ser interrogado por sus pares sobre el embarazoso caso Snowden, del nombre del ex agente de la CIA que reveló una extensa operación de vigilancia de datos privados por parte de los servicios secretos estadunidenses. Los europeos ya expresaron su preocupación y pidieron explicaciones a Washington.

En Lough Erne, los dirigentes, a los que se sumarán un puñado de invitados como el presidente de México, Enrique Peña Nieto, para el almuerzo del martes, disfrutarán de una tranquilidad total. La sede de la reunión está rodeada de lagos y bosques, en una península protegida por unos ocho mil policías y aviones no tripulados. Las tradicionales manifestaciones anti-G8 se llevarán a cabo lejos, en Belfast y en Londres.