Militares venezolanos son clave en transición política

  • Agencias

Archivo - Hugo Chávez participa en acto en la Academia Militar de Caracas.

En Venezuela se ha dado inicio a la transición. Ya no parece decisivo si el presidente Chávez logra recuperarse de su reciente operación.
Al margen de cuál sea el desenlace de la enfermedad del presidente Hugo Chávez, la transición del postchavismo ya está en marcha, en mano de los militares.

Tan rotunda conclusión la publica este lunes el diario español El País en un artículo firmado por Ewald Scharfenberg, bajo el título de “Chávez empeora y los militares se convierten en el árbitro de la transición”.

“En Venezuela se ha dado inicio a la transición. Ya no parece decisivo si el presidente Chávez logra recuperarse de su reciente operación. Aun en ese caso, se da por hecho que, tarde o temprano, quedará incapacitado por el cáncer para completar el periodo hasta 2019”, afirma Scharfenberg, presidente del Instituto de Prensa y Sociedad de Venezuela.

El artículo recuerda que “hoy, 31 de diciembre, Chávez acumulará 110 días de tratamiento en La Habana, uno de cada cinco días del último año y medio de su gestión. En previsión de un desenlace fatal, los periódicos tienen preparados sus obituarios”.

El análisis de la situación política en Venezuela escrito por Scharberg desde Caracas, destaca que “en cualquier escenario”, el visto bueno de los militarares parece imprescindible, teniendo en cuenta “el control logístico y administrativo que las Fuerzas Armadas mantienen sobre funciones vitales del Estado”.

Ese control, indica el analista, tiene su base en las redes políticas y sociales que el chavismo ha construido en Venezuela en sus 14 años de gobierno, a través de los programas sociales de las llamadas misiones.

“Si el sector castrense quiere influir en la deriva política de Venezuela, no tendrá que hacerlo a cara descubierta, mediante un clásico pronunciamiento. Le basta con poner ese aparato a disposición de alguno de los candidatos a la sucesión, mientras se lo escamotea a otro”, afirma Scharberg.

La incógnita sigue siendo hasta ahora quién será el favorecido, el ex teniente del Ejército, Diosdado Cabello, cofundador del movimiento revolucionario bolivariano y presidente de la Asamblea Nacional o el vicepresidente y canciller, Nicolás Maduro, designado por Chávez como su sucesor preferido.

En cualquier caso, asegura Scharfenberg, ni militares ni civiles quieren una fractura del orden institucional, y buscan ahora el procedimiento adecuado para una transicional ordenada y constitucional, que evite disturbios callejeros.

“La otra gran incógnita tiene que ver con la Milicia Bolivariana. Con 120.000 miembros, armamento ligero y pobre organización, no es rival para ningún otro cuerpo profesional. Pero se constituyó por mandato del presidente Chávez y se ve a sí misma como una guardia pretoriana del proceso. Aliada a los extremismos chavistas, tendría condiciones que imponer en un conflicto. Pero son interrogantes en cuya respuesta nadie quiere enrolarse: el orden constitucional conviene a civiles y militares”, concluye Scharfenberg.