Hong-Kong, una fisura en la China monolítica

Manifestantes contra la Ley de Extradición escoltan una ambulancia

Bajo la premisa “un país, dos sistemas”, en 1997 Hong-Kong pasó, de colonia británica a “protectorado” de China, quien se encarga de los asuntos exteriores y lo concerniente a la defensa, dejando en manos de los hongkoneses la administración de la ciudad junto a su independencia legislativa, judicial y económica, incluyendo su propia moneda: el dólar de Hong-Kong.

Ese delicado equilibrio se ha mantenido durante veintidós años, hasta el 13 de diciembre de 2018, cuando un fiscal de Taiwan emitió una orden de arresto contra un joven de 19 años, Chan Tong-Kai, sospechoso de haber asesinado a su pareja, Poon Hiu-Wing, de 20 años, durante una visita que la pareja realizara a la isla, tras los cual, Chang se dio a la fuga, refugiándose en Hong-Kong.

Hasta aquí, todo parece atenerse a procedimientos rutinarios, salvo que Hong-Kong, que mantiene acuerdos de extradición con más de veinte países, no ha aceptado nunca ese tipo de transacciones con sus vecinos más cercanos.

El pasado mes de febrero, el gobierno de Pekín hizo llegar a la administración de Hong-Kong una propuesta de enmienda a las leyes de extradición bajo el título de "Fugitive Offenders and Mutual Legal Assistance in Criminal Matters Legislations", en la cual plantea eliminar las restricciones que prohíben la extradición a la China continental, así como a Taiwán y Macao.

La respuesta de los habitantes de la populosa ciudad no se hizo esperar y antes de transcurrido el mes de recibido el Proyecto de Ley, los hongkoneses realizaron la primera protesta pacífica para mostrar su desacuerdo frente a la posibilidad de que éste sea el primer paso en la pérdida de su autonomía respecto al gobierno continental en materias altamente sensibles como la libertad de expresión y el derecho a manifestaciones. En definitivas, presienten que lo que está en juego es su identidad cultural y política.

La población de Hong-Kong mantiene un fuerte arraigo a los hábitos adquiridos durante los 150 años bajo la férula inglesa, desde el idioma como primera lengua, hasta la costumbre de tomar el té a las 5 de la tarde, pasando por el volante de los coches del lado derecho y las calles, restaurantes y cafeterías que aún conservan los nombres con los que fueron bautizados en la época colonial.

En el caso específico de las extradiciones, resulta obvio el rechazo de los hongkoneses a que la gobernadora Carrie Lam termine cediendo a las presiones de Pekín, ya que Hong-Kong es el único lugar de China donde, año tras año, se le rinde homenaje a los miles de asesinados en la Plaza de Tiananmen y que Liu Xiaobo, Premio Nobel de la Paz, quien murió de cáncer y sin atención médica en una cárcel de la China continental, tiene su estatua en un céntrico parque de la ciudad, y sus habitantes se ocupan de mantener con flores frescas y velas encendidas.

Mientras se mantiene el pulso entre el gobierno central y los habitantes de la más próspera económica y culturalmente de sus islas, la tensión entre la población civil continúa creciendo llegando a movilizarse más de un millón de personas en la tercera jornada de protestas, ocurrida el pasado domingo 21 de julio, en la cual, por primera vez, aparecieron ciertos grupos que dieron pie a enfrentamientos violentos con las autoridades.