Hillary Clinton defiende la diplomacia "suave"

  • Agencias

Hillary Clinton, durante su intervención en el Council on Foreign Relations

"Hay límites a lo que puede alcanzar el poder suave por sí mismo, y también a lo que el poder duro puede alcanzar por sí mismo. Por eso, desde el primer día, he hablado de poder 'inteligente'", que integre ambas visiones, dijo la saliente secretaria de Estado
Hillary Clinton defendió el jueves su legado como secretaria de Estado y en especial su debilidad por "causas suaves", como los derechos de la mujer y la ayuda al desarrollo, y pronosticó que EE. UU. "seguirá liderando el mundo" en el siglo XXI, reporta la agencia Efe.

En su último discurso como titular de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Clinton hizo un repaso por su trayectoria desde que asumió el cargo en 2009, un día antes de cedérselo al exsenador demócrata John Kerry.

"Hoy, el mundo sigue siendo un lugar peligroso y complicado. Pero Estados Unidos es más fuerte en casa y más respetada fuera (que hace cuatro años), y nuestro liderazgo global es más estable de lo que muchos predijeron", dijo en su intervención en el centro de estudios Council on Foreign Relations (CFR).

Clinton consideró que, en un mundo cambiante, es necesario tirar de nuevas "palancas" que "pueden dar forma a los asuntos internacionales".

Entre ellas, citó las nuevas tecnologías, la agenda de no proliferación nuclear, el desarrollo económico, la política energética, la defensa de la democracia y los derechos humanos y, con especial énfasis, la igualdad de género, que calificó como "la asignatura pendiente del siglo XXI".

"Hay límites a lo que puede alcanzar el poder suave por sí mismo, y también a lo que el poder duro puede alcanzar por sí mismo. Por eso, desde el primer día, he hablado de poder 'inteligente'", que integre ambas visiones, añadió.

Ese concepto, aseguró, ha funcionado en la relación con Asia y el Pacífico, una región a la que Estados Unidos ha querido dar más importancia desde que ella ocupó el cargo y en la que no solo ha habido esfuerzos militares, sino también económicos, energéticos y de ciberseguridad, destacó.

La relación con China, aseguró, se ha impregnado de "una amplitud y una resistencia" que se demostró en mayo pasado, cuando una cumbre económica bilateral coincidió con tensas negociaciones sobre el destino del disidente Chen Guancheng. "Podemos defender nuestros valores a la vez que promocionamos nuestros intereses", afirmó.

"El Pacífico es lo suficientemente grande para todos nosotros y seguiremos dando la bienvenida al crecimiento de China si elige representar un papel constructivo en la región", aseveró.

En cuanto a Oriente Medio y el Norte de África, aseguró que durante su tiempo como jefa de la diplomacia estadounidense "ha habido progresos, aunque no los suficientes", y reconoció los escasos avances en el proceso de paz entre israelíes y palestinos y en la respuesta al conflicto en Siria.

"No voy a fingir que EE. UU. tiene todas las soluciones a estos problemas. No las tenemos", admitió. "Pero tenemos claro el futuro que queremos para la región. Queremos ver una región en paz consigo misma y con el mundo, donde la gente viva en dignidad, no en dictaduras, y donde triunfen los emprendedores, no los extremistas".

A su sucesor, Kerry, le recomendó "consolidar el liderazgo en el Asia-Pacífico sin quitar los ojos de Oriente Medio, seguir trabajando para parar las armas (nucleares) en Irán y Corea del Norte, manejar el fin de la misión de combate en Afganistán sin perder la pista a Al Qaeda y seguir una agenda económica que recorra desde Asia a Latinoamérica y Europa".

También le pidió "mantener los ojos abiertos para ver las próximas Birmanias", en referencia a la progresiva apertura del régimen militar en el país asiático, que Washington confía en ver también en Cuba y Corea del Norte.

El viernes tiene prevista una despedida formal del personal del Departamento de Estado, para después ceder la batuta a Kerry, quien jurará el cargo por la tarde en una ceremonia privada oficiada por la jueza del Tribunal Supremo, Elena Kagan.