León Rodríguez, un hijo de exiliados cubanos y nieto de refugiados judíos está ahora a cargo del Servicios de Ciudadanía e Inmigración Estados Unidos, como relata el portal Forward.
En su oficina en Washington tiene una colección de fotos de la familia en blanco y negro. Aparecen en ella su padre, rodeado de activistas judíos bajo un retrato de Theodor Herzl en La Habana; sus abuelos en Turquía y trás de la máquina de coser, para hacer zapatos. Y junto a las fotos una carpeta, que contiene todos los archivos de inmigración de los miembros de la familia Rodríguez que llegaron a América. Estos elementos que cuentan una historia de inmigración judía no muy diferente de muchas otras, demuestran que Rodríguez ha cerrado el círculo, dice la nota informativa.
"Pienso en mis abuelos; pienso en mis padres; definitivamente creo en el hecho de que nadie viene aquí porque lo que quiere hacer es ir a la playa ", dijo Rodríguez.
Ahora, como director de USCIS desde el verano del 2014, Rodríguez encabeza una burocracia 19 000 empleados encargados de decidir quién va a comenzar una nueva vida en América. Y con la reforma migratoria atrapada en un callejón sin salida política, con órdenes ejecutivas en materia de inmigración siendo impugnadas en los tribunales, y una crisis mundial de refugiados, Rodríguez se enfrenta a enormes dificultades cuando se trata de ayudar a otros a alcanzar el sueño de que fue capaz su la familia.
El predecesor de Rodríguez, Alejandro Mayorkas, quien ahora se desempeña como subsecretario de Seguridad Nacional, es también un judío-cubano, y todos los directores anteriores del USCIS, la agencia fue fundada en 2003, han sido de origen cubano. Emilio T. Gonzalez, ex coronel del ejército estadounidense, y ex director para el Hemisferio Occidental en el Consejo Nacional de Seguridad, fue el primer director de esa entidad del 2003 hasta el 2008.
Rodríguez considera que su identidad étnica es una mezcla cubano-americana y americana-judía sefardí y asquenazí. Pero en el enclave cubanoamericana de Miami Beach, donde se crió, esta mezcla era algo natural.
Sus padres emigraron de La Habana a EE.UU en 1961, sus abuelos llegaron a Cuba, al igual que muchos judíos, huyendo de las dificultades del antisemitismo en sus países de origen. Tres de ellos abandonaron Turquía después de la caída del Imperio Otomano, cuando la decisión de Kemal Ataturk de decretar el reclutamiento universal expulsó a muchos judíos que temían la persecución y el antisemitismo en el ejército turco. Otra abuela huyó de Polonia, y después de un corto tiempo de permanencia en los Estados Unidos se trasladó a Cuba.
Pero bajo el gobierno dictatorial de Fidel Castro, la vida en Cuba se volvió difícil para la familia Rodríguez. El abuelo de Rodríguez fue encarcelado, al igual que su padre y su tío abuelo. La familia se vio obligada a exiliarse en EE.UU.
Rodríguez, cuya agencia está preparada para hacer frente a millones de inmigrantes indocumentados una vez que se le da la luz verde, cree que a pesar de la retórica política dura, la reforma migratoria tiene que suceder.
Su otra tarea, la gestión del programa de reasentamiento de refugiados de Estados Unidos, es aún más complicado. El número de refugiados en todo el mundo ha llegado a un máximo histórico, a un costo estimado en 60 millones de dólares con la crisis siria ahora añadiendo millones a la lista.
El proceso se está empantanado, debido principalmente al aumento de controles de seguridad encaminadas a garantizar que los refugiados que entran en los Estados Unidos no tienen vínculos terroristas. Rodríguez sostuvo que, si bien el escrutinio es necesario, también es importante entender que los refugiados que no reciben atención internacional podrían "crear un potencial de semilla para la radicalización".