Publicar a ciegas en Internet

Habana Times

De 23 colaboradores de Havana Times, un portal donde prima el debate y la pluralidad, sólo seis acceden a Internet.
La publicación digital Havana Times ofrece una imagen fresca y variopinta de la Cuba de hoy, sus creadores insisten en que se trata de un portal donde prima el debate, la pluralidad y sobre todo la verdad vista desde la experiencia personal de quienes escriben allí.

De primera mano, narran derrumbes, carencias, estrenos y eventos, ahora también hablan de su imposibilidad de conectarse a internet, tal y como le pasa a la mayoría de los cubanos.

La articulista Irina Echarry exlica que es un gran logro que el mayor número de colaboradores estén en Cuba y que precisamente por esa razón “a causa de las dificultades de la isla con Internet no pueden, en su mayoría, acceder a los debates y comentarios”.

Luego detalla las condiciones en que publican:

De los 23 colaboradores de Havana Times, solo seis (26%) acceden a Internet. Muchos nunca tienen la oportunidad ni siquiera de ver el sitio.

De los seis, uno de ellos puede hacerlo desde el trabajo o la casa; tres, exclusivamente desde el trabajo, y los otros dos desde su casa, con la cuenta de un familiar; por minutos, pero a diario. Las conexiones son muy lentas, quizás unos 15-20 años atrás comparada con muchos países.

El resto tiene que contentarse con el correo electrónico.

Entre ellos hay seis que revisan su correo a diario; tres que lo hacen una o dos veces en la semana; dos que acceden cada 15 días, una que revisa una vez al mes y otro que lo hace esporádicamente sin poder enviar o recibir ficheros adjuntos.

La vías de acceder al correo son el centro de trabajo o alguna institución del Estado, la ayuda de familiares o amigos, o comprándolo a 2 cuc (2.20 usd) la hora.

Todavía quedan tres que no tienen correo electrónico; dependen de otros para enviar sus trabajos a HT o leer algún comentario enviado por el editor.

Pero los problemas no son solo de conexión. Para seis de los colaboradores poseer una PC propia es todavía un anhelo.