Fernando Lázaro Arias, el Nasakó más antiguo de Cuba

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Fernando Lázaro Arias, Nasakó más antiguo de Cuba

La multireligiosidad cubana está presente en la vida de Fernando Lázaro Arias, quien es el Nasakó más antiguo de la Sociedad Secreta Abakuá en Cuba.

Iniciado con apenas 19 años, hoy a los 72 años de edad se siente orgulloso del camino transitado.

Sabe que Nasakó es la figura más importante de esta confraternidad masculina, quien le da el ser, su creador, es el adivino, el brujo.

Fernando pertenece al juego abakuá Obane Sese Condo, inscrito en el Registro de Sociedades Negras con el nombre de Hijos del Deber, fundado en el año 1932, en Matanzas, Tata morocó en la Regla de Palo Monte, además es Masón, ostentando la Orden Caballero de la Luz.

El marcado predominio de las religiones afrocubanas, supervive en nuestros días como resistencia de este legado cultural, aunque las condiciones de la vivienda sean deplorables, los creyentes ponen fe en el espíritu de sus ancestros y conviven con sus fundamentos en pequeños espacios reservados para su adoración.

En su casa coexiste el templo de Palo Monte Siete rayos nuevo mundo batalla efor ndoki yaya ataun tufino para festejar los 48 años de fundada, originariamente en el Barrio Obrero de la Capital, un 5 de junio de 1970.

Fernando, está siempre acompañado de su crucifijo, es Tata morocó (abuelo en palo), Padre Nkisa (jefe de templo), cuenta con 354 ahijados, 12 casas constituidas, es practicante de la Regla Kimbisa, una de las tres vertientes que posee esta religión fundada por Andrés Facundo de los Dolores Petit en el siglo XIX, con elementos de los ritos afrocubanos, incorpora además el espiritismo y elementos del catolicismo, a diferencia de las otras, Mayombe que significa magistrado y rinde culto a los nfumbe (muertos) y a los espíritus de la naturaleza. La Brillumba por su parte, nace de la Mayombe y está influenciada por la Regla de Ocha y el espiritismo.

Como parte del ritual, no se entra al templo sin ser santiguado, en la puerta una palangana con flores y yerbas sirven para la limpieza de los que llegan. En el cuarto que sirve de altar, es donde se encuentra la Nganga, fundamento religioso, en el portón está inscrita con tiza, la firma de la casa.

El cuarto impone cierto respeto, el sacrificio a la prenda con aves y un chivo, rodeado de la sangre animal, hace que se sienta cierto recelo por los no practicantes de visita en el lugar, la cabeza del chivo se pone encima de Sarabanda, donde están reunidos Oggún, Ochosi y Elegguá.

Los rezos y cantos duran horas, algunos son de inspiración de los participantes, es importante el rezo del Padre Nuestro antes de comenzar, en ellos se llaman, preguntan, mandan a los muertos (Nfumbi)

Se sirve en jícaras la chamba, bebida ritual, las yerbas y palos están presentes en la liturgia religiosa.