Federer y Djokovic, con sed de gloria en el US Open

  • Agencias

Federer (i) y Djokovic (d).

Aunque no hay nada nuevo bajo el sol para estos dos grandes, el partido no dejará de ser emocionante, y sacará chispas, como siempre que chocan dos estrellas.

El serbio Novak Djokovic y el suizo Roger Federer tienen una cita este domingo (4:00 p.m., hora del este) en Flushing Meadows, Nueva York, adonde disputarán la final del Abierto de tenis de Estados Unidos, en busca de calmar la sed de gloria que alimenta sus carreras.

Ambos viene de ganar de forma aplastante sus respectivas semifinales: Djokovic, número uno mundial, destrozó por 6-0, 6-1, 6-2 al campeón defensor, el croata Marin Cilic, y Federer (N.2) se deshizo de su compatriota Stan Wawrinka con un 6-4, 6-3, 6-1.

Se conocen demasiado como para engatusarse. Se estudian día a día, y nada de lo que haga el otro en la cancha le toma por sorpresa.

A estas alturas, el serbio sabe que Fededer está jugando su mejor tenis de los últimos tiempos, con una nueva arma en su arsenal, y el suizo conoce de la confianza que da el jugar como número uno mundial, inquilino de un 'penthouse' en el que Federer estuvo viviendo hasta no hace mucho.

El 'Nole' dejó de ser el primero entre iguales para convertirse en soberano absoluto al frente del escalafón de la ATP.

Ambos han jugado este año la misma cantidad de torneos, 18, pero Djokovic encabeza el listado élite con 14.865 puntos, seguido de Federer con 9.065.

Federer lleva ventaja de 21-20 sobre Djokovic en los enfrentamientos particulares en el circuito. También lidera 3-2 en los partidos en el US Open, incluida la final del campeonato 2007, pero Djokovic le ha vencido en las dos últimas semifinales de 2010 y 2011.

Federer dice saber qué esperar de Djokovic, contrario a lo que le pasa con Rafael Nadal, cuya imprevisibilidad lo ha puesto siempre a prueba.

"Con Novak ha sido más sencillo. Eso es lo que me gusta de la rivalidad con él. Siento como que no necesito ajustarme tanto a su juego, y por eso los partidos son tan parejos", dijo el suizo.

Djokovic jugará su sexta final del US Open, habiendo sido campeón en 2011, su 18ª en torneos de Gran Slam.

Federer, de 34 años, juega en su 27ª final de Gran Slam y la séptima del US Open, del que fue campeón consecutivamente de 2004 a 2008, y subcampeón en 2009 cuando perdió ante el argentino Juan Martín del Potro.

El partido del domingo será el sexto que jugarán en 2015, todos en finales, con Federer ganando en Dubai y el Másters 1000 de Cincinnati, y el 'Nole' prevaleciendo en los Másters de Indian Wells y Roma, y el Gran Slam de Wimbledon.

Desde su derrota en el All England Club de Wimbledon, el suizo no ha perdido un set, de los 28 que ha disputado.

En el Abierto neoyorquino ha sostenido su servicio en 80 de 82 'games', y ha sorprendido a los oponentes con su nueva arma ofensiva: el 'Ataque Fed' o 'Retorno Laser'.

Djokovic ha estudiado el asunto, pero dice no estar preocupado, aunque no reveló el secreto para contrarrestar la nueva arma suiza.

"Lo he visto. Sabe cuándo usarlo, pero no voy a decir lo que pienso hacer contra eso", declaró el 'Nole' poco después de desarticular a Cilic en semifinales.

"Yo sé que él está siendo muy agresivo en llegar a red y tratar de acortar los puntos. Creo que también mejoró su velocidad, pero lo que más destaca es que su juego defensivo es mejor de lo que era. Tal vez más saludable", reconoció Djokovic.

Aunque no hay nada nuevo bajo el sol para estos dos grandes, el partido no dejará de ser emocionante, y sacará chispas, como siempre que chocan dos estrellas.

Tras ganar US Open, Flavia Pennetta anuncia que se retira del tenis

Para ganar el Abierto de Estados Unidos y su primer título de Grand Slam a los 33 años, Flavia Pennetta no tuvo que derrotar a Serena Williams.

Flavia Pennetta.

En cambio, Pennetta tuvo que vencer a la mujer que frenó el intento de Williams por conquistar el Grand Slam, Roberta Vinci. Y Pennetta eso fue precisamente lo que hizo, en un duelo entre dos italianas que fueron compañeras de dobles cuando eran niñas.

En una de las finales de Grand Slam más improbables en la historia del tenis de mujeres, la 26ta preclasificada Pennetta superó el sábado 7-6 (4), 6-2 a Vinci en Flushing Meadows.

Esta fue la primera final de un major para ambas, y la primera vez desde que la WTA empezó a tener un ranking computarizado en 1975 que ambas finalistas del US Open estaban fuera del top-20 del ranking (Vinci es 43).

Las dos crecieron a 65 kilómetros de distancia en pueblos costeros en Puglia, una región en el taco de la península italiana, y se han enfrentado en canchas desde hace dos décadas. Por supuesto, nunca con tanto de por medio. Rieron y lloraron en el camerino el viernes mientras veían el video de una entrevista que dieron juntas en 1999, cuando ganaron el título de dobles junior del Abierto de Francia.

Y cuando terminó el partido del sábado, y luego que Pennetta lanzó la raqueta al aire, fue a la red para encontrarse con Vinci, no para darle la mano, sino para un largo abrazo. Pennetta lloró de emoción, y después se sentaron en sillas adyacentes y conversaron, como dos viejas amigas y adversarias.



Vinci bromeó como si lanzase un golpe, y Pennetta la enlazó con un brazo.

"Nunca pensé llegar tan lejos, ni realmente ganar este torneo. Le agradezco a todo el público de Nueva York todo el apoyo que nos dieron. Son muy lindos", dijo Pennetta.

De su lado, la carismática Vinci se echó al público en un bolsillo luego de su sorpresiva victoria sobre la superfavorita, la estadounidense Serena Williams, seis veces campeona del US Open.