"Fast and Furious" a la cubana: Havana Motor Club filma las carreras clandestinas

Carlos, uno de los personajes del documental en un Thunderbird 56.

Al estilo de una película de Hollywood, el film presenta a varios personajes que compiten entre sí en la vida real, como en la taquillera saga de "A todo gas" protagonizada por Vin Diesel y el fallecido Paul Walker.

En 1957, bajo el gobierno de Fulgencio Batista, las autoridades cubanas se propusieron crear un evento que atrajese la atención internacional y a los turistas estadounidenses. Las calles de La Habana, en un circuito especialmente acondicionado para la ocasión a lo largo del malecón, y la presencia del campeón de Fórmula 1 Juan Manuel Fangio, consiguieron que ese año el Gran Premio de Cuba pasase a la historia de la isla.

La edición del año siguiente sería además recordada por el secuestro del propio Fangio a cargo del Movimiento 26 de julio que dirigía Fidel Castro, entonces guerrillero en Sierra Maestra. Durante varias horas privaron al que era en esos momentos el deportista más conocido del mundo de su libertad, haciendo que no pudiera participar en la carrera.

Los Maserati 300S y los Ferrari 410 o 860 que corrieron en la capital aún se recuerdan, aunque el sueño sólo duró tres años, hasta que en 1959 la revolución de Castro canceló el evento. Aunque lo retomara un año más –en 1960- la ubicación escogida por el nuevo gobierno, una vía de servicio paralela a un aeropuerto militar, carecía del encanto de las calles habaneras y no contó con el apoyo necesario para perpetuarse en el calendario deportivo del país.

Ese fue el último capítulo de las carreras de autos en Cuba desde la Revolución, consideradas desde entonces una actividad no compatible con los valores de un estado comunista.

Sin embargo, y pese de las restricciones, los cubanos siguen amando los carros, a su manera, con las limitaciones técnicas que ello supone. Con modelos de los años 50 cuyos motores y piezas han sido sustituidos y reparados en decenas de ocasiones para que sigan funcionando, pero con el ingenio propio de un pueblo que ha superado la escasez y la imposibilidad de encontrar mejores automóviles con el empeño de fanáticos que siguen creyendo en las carreras.

Havana Motor Club, un proyecto financiado en Internet

Así nació Havana Motor Club, un documental con una excelente producción y técnicas cinematográficas que plasma la vida de un grupo de entusiastas de las carreras, empeñados en conseguir que se celebren competiciones en Cuba.

Carreras de autos clandestinas en Cuba, filmadas en Havana Motor Club.


Este proyecto de crowdfunding (financiado a través de Internet por pequeños mecenas) que finaliza el día 2 de mayo y cuya meta es llegar a los 52.000 dólares para materializarse en las pantallas, es obra del cineasta Bent-Jorgen Perlmutt. Durante dos años y medio -no sin dificultades- pudo filmar todas las historias de sus protagonistas, escenas de carreras clandestinas en La Habana y el día a día de quienes aman las "máquinas" en Cuba.

Con espectaculares imágenes, plasma una realidad que cada día está más presente en el país y los cambios que se están produciendo para que pronto se pueda celebrar una carrera de forma legal y autorizada por el gobierno.

Los recientes avances en cuanto a a posesión de las propiedades, los derechos para las pequeñas empresas, y un mayor intercambio entre los cubanos y cubanoamericanos, junto a la ayuda de turistas y los envíos desde fuera del país, han posibilitado que las vidas de estos corredores y sus familias den un giro. No obstante, los repuestos, piezas para modificar los autos y el dinero para organizar las competiciones, tienen que llegar en muchos casos desde fuera aún.

Personajes de Fast and Furious en La Habana

Al estilo de una película de Hollywood, el film presenta a varios personajes que compiten entre sí en la vida real, como en la taquillera saga de A todo gas (Fast and Furious) protagonizada por Vin Diesel y el fallecido Paul Walker.

Eduardo, que participa en el documental, en su auto de carreras.

Uno de ellos es un corredor que pide la ayuda de un mecenas cubanoamericana de Miami para el contrabando de piezas. Su oponente es un conocido mecánico que ha sido capaz de crear una "máquina" tremendamente veloz para las carreras sólo con su ingenio.

También hay casos más cercanos a la cruda realidad, como el de un competidor que hasta el último momento se plantea si participar en la carrera o vender el motor del auto, que en su momento recuperó de un barco utilizado para el contrabando de cubanos a Florida, hundido en el mar.

La visita del Papa frustró la primera carrera desde 1960

Esta no es la primera vez que el director se deja cautivar por el encanto cubano, ya que ha estado involucrado en varios proyectos cinematográficos en la isla durante más de cinco años. En uno de ellos surgió el origen de Havana Motor Club, ya que tuvo que asistir a un evento de coches clásicos en donde se anunció que el país tendría la primera carrera oficial de coche desde la Revolución. Desde ese mismo momento comenzó a grabar las imágenes que pronto verán la luz.

Participantes en una carrera clandestina en La Habana posan con sus máquinas.

Inicialmente el proyecto duraría seis semanas, y se centraría en seguir a los participantes mientras preparaban sus carros para la carrera. Sin embargo, todo se vino abajo tres días antes de la prueba cuando el Papa Benedicto XVI anunció su visita a Cuba y las autoridades gubernamentales la suspendieron con la excusa de que necesitaban todas las barricadas para la Misa Papal. Esto incluía, por supuesto, las que se iban a utilizar para la carrera.

Eso fue en marzo de 2012 e inicialmente todo se pospondría unas semanas, pero después de varios aplazamientos por distintas razones la idea dejó de contar para el Gobierno. Había pasado un año y no había noticias del primer "grand prix" de Cuba en décadas.

Pero esto no trastocó los planes sobre el documental, y lo que tendría que ser una crónica de la celebración de una prueba deportiva se convirtió en algo más, un proyecto que le supuso tener que regresar a la isla al director en varias ocasiones y aumentar el presupuesto, pero también poder ofrecer una visión moderna de Cuba. Las vidas que hoy reflejan sus personajes, empeñados en conseguir un sueño a toda costa son, de algún modo, la metáfora de algo más.