Chisholm se convirtió en una ferviente defensora de las mujeres y las minorías mientras fue miembro de la Cámara de Representantes por el estado de Nueva York, desde 1969 hasta 1983.
La legisladora aspiró a la candidatura presidencial del Partido Demócrata en 1972. Chisholm no logró ser nominada, pero su aspiración se consideró como un momento importante y simbólico en la historia política de los afroamericanos.