Emilio Ichikawa Morín, el “Chino Ichikawa” para sus amigos, a pesar de su ascendencia japonesa por la rama paterna, dejó de existir el pasado lunes, 11 de octubre, víctima del COVID-19.
Brillante y polémico, Ichikawa, nacido en Bauta, se graduó de Filosofía en La Universidad de La Habana en el año 1985 y trabajó como profesor en esa misma institución, en la Facultad de Filosofía e Historia.
Durante un viaje a los Estados Unidos, invitado a dar conferencias por varias universidades norteamericanas, Ichikawa decidió pedir asilo político en Miami porque sentía ya, en aquel momento, que sus ideas "estaban tocando un límite bastante riesgoso”, y varias veces le habían advertido sobre lo que ello podía significar, según declaraciones de entonces que recuerda este martes el portal CiberCuba.
Junto a Rafael Rojas, Emilio Ichikawa Morín integró el dúo de “pensadores en Cuba” más atractivo de la primera década del segundo milenio. Fue columnista del diario miamense El Nuevo Herald y durante años llevó un blog considerado por muchos punto de referencia en los asuntos cubanos.
También fue un panelista habitual en programas de Radio y Televisión Martí.
Entre su obra sobresalen los volúmenes El pensamiento agónico (1986) y La escritura y el límite (1998), publicados en Cuba, y producidas en el exilio, La heroicidad revolucionaria (2001) y La demasiada humanidad del Padre Varela (2020), entre otros.
Al morir, Emilio el “Chino Ichikawa” contaba 59 años de edad. Descanse en Paz.