Cuba: el fracaso de las teleclases en tiempos del COVID-19

Liz Mariam recibe instrucciones de su mamá para hacer las clases a distancia. COVID-19. REUTERS/Alexandre Meneghini

Las teleclases del Canal Educativo Cubano imparten escaso contenido, de modo acelerado, tienen poca frecuencia por asignaturas y están dirigidas a un público agobiado por las penurias.

Así lo manifestaron activistas, padres de niños en edad escolar, en entrevista con Radio Televisión Martí.

“Ya ese modelo educativo se probó en este país y fue un fracaso, está demostrado que no es efectivo, por lo menos en el contexto cubano, los escolares no lo aprovechan, dijo Niober García Fournier, cuyo hijo de 8 años cursa el tercer grado en la escuela “Viet Nam Heroico” de la ciudad de Guantánamo”.

Las emisiones de lecciones educativas no son un fenómeno nuevo en la isla, su implementación se remonta a los primeros años del triunfo comunista como una forma de “masificar” la enseñanza, pero en diferentes períodos han sido usadas por el Ministerio de Educación para suplir el déficit de maestros.

Teleclases en Cuba.

El activista guantanamero puntualizó que, a diferencia de otros recursos audiovisuales, la teleclase no se puede interrumpir, si el niño no entiende, comete un error o se desconcentra, no tiene forma de volver atrás. “Los tele profesores explican las materias de forma rápida lo que provoca que el alumno no vaya a la par”.

Algunos educadores han dado su número de móvil para evacuar las dudas pero los padres no siempre tienen saldo para hacer llamadas. Otros, han recomendado el uso del “repasador virtual”, que, durante este período de aislamiento, es gratuito. Para usar este servicio es necesario tener una cuenta de correo nacional.

“Es una situación de emergencia provocada por la expansión de COVID-19, eso lo entendemos todos, pero podrían buscarse otros medios más eficaces”, recalcó García Fournier.

Lo mismo expresó Jénifer Castañeda, madre de unos jimaguas de 9 años que estudian el cuarto grado en el colegio primario “Camilo Cienfuegos” de Placetas, Villa Clara, quien considera además que se está transmitiendo contenido muy limitado y la frecuencia semanal de las asignaturas por grados es insuficiente.

Para la habanera Ariadna Mena, madre de dos adolescentes de 15 y 16 años, alumnas de noveno y onceno grados, el escollo fundamental de estas lecciones a distancia es que las personas están muy abrumadas por la crisis económica.

Horario de las clases

“Los niños están estresados, en primer lugar, porque los mayores están muy agobiados por la veloz propagación del coronavirus, por el confinamiento, por la escasez de agua, de alimentos, de medicinas, por las colas que hay que hacer para adquirir provisiones y sobre todo por la impotencia”.

En segundo término, acotó Mena: “los muchachos tienen sus problemas propios: no pueden salir del domicilio y apenas pueden comunicarse entre ellos. Esto los pone ansiosos y encerrados todo el día no cesan de pedir comida”.

“En mi caso”, comentó Mena, “vivo sola con mis dos hijas, pero en muchísimas viviendas coexisten hasta tres generaciones. Supongo que debe ser algo así como una olla de presión a punto de explotar porque la convivencia también es difícil”.

Al respecto, la psicóloga Kirenia Flores, residente en Bayamo, Granma, lamentó la falta de variedad en los espacios de entretenimiento para la familia.

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“Se repiten las mismas películas, los mismos muñequitos, novelas viejas que todos hemos visto. Los padres con poder adquisitivo, buscan las opciones del conocido “Paquete” o van a los “bancos” de copias particulares a alquilar películas, series o programas infantiles”.

Las autoridades cubanas anunciaron el 24 de marzo que se incluiría, paulatinamente, un mayor volumen de propuestas de entretenimiento para aquellos que tienen que permanecer en sus casas.

Según datos de la Unesco, el coronavirus ha dejado más de 1 500 millones de estudiantes, sin sus aulas, pero, las limitaciones tecnológicas de Cuba obligaron a las autoridades a recurrir a la televisión para sustituir las clases presenciales.