Expertos: Cuba en lista negra por razones políticas

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ARCHIVO. Raúl Castro pronuncia un discurso en un acto contra el terrorismo de estado.

La decisión de mantener a la isla en la lista de países que patrocinan el terrorismo ha sorprendido a algunos analistas, según un artículo del diario Los Angeles Times.
La influencia política de la comunidad cubanoamericana del sur de Florida y la negativa de La Habana a liberar al contratista estadounidense Alan Gross han impedido descongelar las relaciones entre Cuba y EE.UU., dos adversarios de la Guerra Fría, según el diario Los Angeles Times.

Un artículo publicado por el periódico analiza el anuncio hecho esta semana por un vocero del Departamento de Estado según el cual EE.UU. no tiene planes de sacar este año a Cuba de la lista de países que a juicio de Washington patrocinan el terrorismo, una decisión que “sorprendió algunos observadores”.

El Times destaca que aunque “una vez fue un importante suministrador de armas a las guerrillas de izquierda en Latinoamérica, el régimen de Castro hace tiempo se separó a sí mismo de la era de confrontaciones de la Guerra Fría".

Los dirigentes cubanos se apresuraron en enviar condolencias a las víctimas del reciente atentado en el maratón de Boston y en reiterar a Washington que la isla “rechaza y condena inequívocamente todo acto de terrorismo”.

Con todo, agrega, La Habana sigue dando refugio a un grupo de radicales fugitivos de los Panteras Negras e insurgente vascos (de ETA), y hace dos años un tribunal cubano halló culpable de espionaje al estadounidense Alan Gross, de 64 años, por tratar de instalar equipos satelitales sin el permiso del gobierno.

Pero nada de lo que Cuba ha hecho sugiere, agrega, que su gobierno maquina hacer daño contra estadounidenses, de acuerdo con expertos en seguridad nacional, que critican como “contraproducente la decisión del Departamento de Estado”.

El diario cita a Juliette Kayyem, exsecretaria adjunta para asuntos intergubernamentales del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU., quien dijo que “deberíamos reservar ese término (patrocinador del terrorismo) para naciones que realmente usen su aparato estatal para apoyar que los intereses y civiles estadounidenses sean considerados un objetivo”.

Kayyem lamentó que el significado de tal designación se “diluya” en base a diferendos políticos ideológicos, y el periódico destaca que esto tiene como consecuencia que se afecte la colaboración en asuntos como la planeación de emergencias frente a la amenaza mutua que representan para los dos países cosas como los huracanes, los derrames petroleros y las crisis de refugiados.

El artículo también menciona a Arash Aramesh, analista de seguridad nacional de la Escuela de Leyes de la Universidad de Standford, quien estima que la inclusión de Cuba en la lista le resta “credibilidad” al Departamento de Estado.

A juicio del analista ha sido una decisión que responde a consideraciones políticas de la misma manera que han operado en sentido contrario, dijo, cuando el gobierno de EE.UU. rehúsa incluir en la lista a Pakistán, que “muy claramente apoya a terroristas y organizaciones insurgentes”, para no provocar a un gobierno que es su aliado en esa región.