Marcos Hernández quiso hacerse policía y su sueño se hizo realidad por partida doble: el Departamento de Estado le dio visa a su mamá para que asistiera a su graduación.
Muchos padres y madres viajaron desde sitios distantes en EE.UU. para ver graduar a sus hijos de policías de carretera el viernes pasado en Virginia pero ninguno tuvo que hacer frente a trabas políticas y burocráticas como Miriam Milián, quien hizo el viaje desde Cuba, destaca este lunes el diario San Francisco Chronicle.
El periódico precisa que la mujer, de 59 años, reside en La Habana y no había visto desde hacía diez a su hijo, Marcos Hernández, recién titulado como policía a los 38 años de edad luego de haber venido a EE.UU.
Hernández emigró de la isla con su padre a los 14 años y después trabajó como camionero durante un tiempo y estuvo luego a cargo de la administración de propiedades de alquiler.
Pero un día se sentó con su esposa, agrega el diario, le dijo que quería ser policía y finalmente estuvo entre los 90 de su clase que lograron graduarse en la academia de Virginia, el único de su promoción no nacido en Estados Unidos.
Fueron largos y agotadores días de sacrificio, indica el reportaje, y de nostalgia por su madre hasta que Hernández decidió hacer un nuevo intento y solicitar visa al gobierno estadounidense para que su madre pudiese acompañarlo el día de la graduación.
“De modo que escribí al Departamento de Estado una carta explicándolo todo para que enviaran la solicitud a la Sección de Intereses en La Habana—dijo al Chronicle—. Y esta vez el hecho de que me estuviese graduando de la academia de policía marcó la gran diferencia porque le aprobaron (la visa para) venir”.
Hernández dice estar consciente de los peligros de su profesión, y es algo que también preocupa a su madre. Sin embargo la mujer confesó el diario que esa es una realidad de la que también se siente orgullosa y eso es lo que llevará consigo cuando aborde el avión para regresar a Cuba el mes que viene.
El periódico precisa que la mujer, de 59 años, reside en La Habana y no había visto desde hacía diez a su hijo, Marcos Hernández, recién titulado como policía a los 38 años de edad luego de haber venido a EE.UU.
Hernández emigró de la isla con su padre a los 14 años y después trabajó como camionero durante un tiempo y estuvo luego a cargo de la administración de propiedades de alquiler.
Pero un día se sentó con su esposa, agrega el diario, le dijo que quería ser policía y finalmente estuvo entre los 90 de su clase que lograron graduarse en la academia de Virginia, el único de su promoción no nacido en Estados Unidos.
Fueron largos y agotadores días de sacrificio, indica el reportaje, y de nostalgia por su madre hasta que Hernández decidió hacer un nuevo intento y solicitar visa al gobierno estadounidense para que su madre pudiese acompañarlo el día de la graduación.
“De modo que escribí al Departamento de Estado una carta explicándolo todo para que enviaran la solicitud a la Sección de Intereses en La Habana—dijo al Chronicle—. Y esta vez el hecho de que me estuviese graduando de la academia de policía marcó la gran diferencia porque le aprobaron (la visa para) venir”.
Hernández dice estar consciente de los peligros de su profesión, y es algo que también preocupa a su madre. Sin embargo la mujer confesó el diario que esa es una realidad de la que también se siente orgullosa y eso es lo que llevará consigo cuando aborde el avión para regresar a Cuba el mes que viene.