EEUU intenta determinar si había grupos extremistas infiltrados en las protestas contra brutalidad policial

Marcha de Antifas en Washington DC.

Estados Unidos intenta determinar si había grupos extremistas infiltrados en las protestas contra la brutalidad policial en todo el país que empujaran de forma deliberada las marchas hacia la violencia, y si había países rivales detrás de una creciente campaña de desinformación en medios sociales.

Mientras las manifestaciones se extendían el domingo desde Minneapolis a la Casa Blanca, la ciudad de Nueva York y el extranjero, agentes federales de seguridad insistían en que grupos de ultraizquierda estaban avivando la violencia.

Los investigadores también rastreaban las interferencias en internet y estudiaban si había agentes extranjeros tras la campaña. Las autoridades han registrado un aumento de las cuentas sociales con menos de 200 seguidores creadas en el último mes, un fenómeno habitual de las campañas de desinformación.

Marcha de Antifas en Washington DC.

Esas cuentas han mostrado imágenes explícitas de las protestas, material sobre brutalidad policial y sobre la pandemia del coronavirus, que parecen diseñados para avivar la tensión y la división política.

Las investigaciones son un intento de identificar la red de fuerzas tras algunos de los brotes más extendidos de desobediencia civil en Estados Unidos en varias décadas. En los últimos días estallaron protestas en docenas de ciudades tras la muerte de George Floyd, fallecido después de que un policía blanco de Minneapolis le apretara el cuello con la rodilla cuando estaba inmovilizado.

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Hay indicios de que en los disturbios participan personas con otras motivaciones. Se trata de pintadas anarquistas, arrestos de manifestantes llegados de otros estados e imágenes que circulan en grupos extremistas y que sugieren la implicación de grupos externos.

El gobernador de Minnesota, Tim Walz, dijo el domingo que las autoridades del estado habían sufrido un ciberataque cuando las fuerzas de seguridad se preparaban para dispersar las protestas en Minneapolis y St. Paul, epicentro de los disturbios.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el secretario de Justicia, William Barr, y otros han culpado al grupo extremista de izquierdas antifa. Antifa, abreviatura de antifascistas, es un término que abarca a grupos de ultraizquierda.

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Barr dijo el domingo que el FBI emplearía su división regional antiterrorista para “identificar a organizadores criminales”, mientras que Trump reiteró su decisión de nombrar grupo terrorista a antifa.

La incorporación de agentes federales, que tendrán vehículos blindados, llegó después de que Barr advirtiera que la fiscalía podía recurrir a legislación antiterrorista contra “agitadores violentos radicales” que intentaran aprovechar las protestas para causar destrucción.

Un grupo activista antifa envió el sábado un mensaje a través de Telegram instando a la gente a considerar a la Guardia Nacional en Minnesota como “blancos fáciles”.