La potencia de los cubanos intenta romper maleficio en la Serie Mundial

Jugadores de los Cleveland Indians entrenan un día antes del partido ante los Cachorros de Chicago, correspondiente al primero de los encuentros de la Serie Mundial de las Grandes Ligas de Béisbol aen Cleveland, Ohio, hoy 24 de octubre de 2016.

Los Cachorros no ganarían más un banderín dorado en la Serie Mundial de Béisbol, pero este martes peloteros cubanos pudieran iniciar una limpieza contra "La Maldición de la Cabra".

Tuvieron que pasar 71 angustiosos años para que la franquicia de los Cachorros de Chicago pisara la alfombra roja que los llevó a discutir otra vez una Serie Mundial de Béisbol.

El sábado 22 de octubre el equipo vencía a los Dodgers de Los Ángeles en la final de serie de la Liga Nacional. Cuatro cubanos estuvieron implicados en la puja: Por los vencedores Jorge Soler salió en par de ocasiones a patrullar los jardines, aunque no estuvo bien en el bateo. Pero el estelar cerrador Aroldis Chapman sacó los últimos cinco outs en un final de historia, enfrentado al toletero criollo Yasiel Puig.

La escena es clara, el zurdo Chapman se impulsa con una de las rectas a 100 mph que lanzó esa noche y Puig bateó un roletazo fácil al cuadro que permitió un doble play de final adelantada. El estadio Wrigley Field, de la ciudad de los vientos fue una fiesta entre abrazos y llantos de alegría.

Esta vez, la maldición que echó Billy Sianis no funcionó. El Sr. Sianis no pudo pasar su cabra al estadio aquel 6 de octubre de 1945, desde entonces predijo que los Cachorros no ganarían más un banderín dorado en la Serie Mundial de Béisbol, pero este martes pudiera iniciar una limpieza contra aquel maleficio.

Además de Puig, por los Dodgers, el mascotín detrás del home plate lo cuidó el cubano Yasmani Grandal, que estuvo un tanto deslucido en la final de serie, pero fue un dinamo durante toda la temporada regular.

Ahora los Indios de Cleveland, ganadores del pase por la Liga Americana, se enfrentan a un equipo que viene con enormes ganas de vencer y el incentivo de la hechicería lanzada hace décadas. Los jugadores de Cleveland arrasaron con las aspiraciones de los Azulejos de Toronto.

Cubanos en la hora de la verdad

Ahora ya los cachorros pasaron la página y están como nuevos, listos para quedarse con el ansiado trofeo, o por lo menos así lo cree el supersónico Chapman, que sabe de la valía que les espera en los Indios de Cleveland

“La mentalidad de todos nosotros es ganar la Serie Mundial. Vamos a tener que fajarnos con ellos", dijo el relevista, oriundo de la provincia Holguín, que fue despachado desde los Yanquis de Nueva York hacia Chicago.

Chapman obtuvo un contrato en 2010 con los Rojos de Cincinnatti por seis años y $25.25 millones de dólares, de acuerdo a la información que ofrece el portal de las Grandes Ligas. En diciembre de 2015 gozó de su primera transferencia en grande, fue a dar al mítico equipo de los Yankees de Nueva York y allí estuvo hasta el mes de julio de este año, cuando los Cachorros lo adquirieron como uno de sus cerradores estrella.

El zurdo holguinero salvó 36 juegos en 2016. Así pudo terminar la temporada con un promedio de 1.55, desglosado en 90 ponches y 10 carreras limpias permitidas en 59 juegos jugados.

En la actualidad el salario anual de Aroldis Chapman es de 11.32 millones de dólares.

Otro cubano que estará empujando hacia un rincón la Maldición de la cabra es Jorge Soler, un joven de 24 años de edad, que cuida los jardines. Soler fue contratado por sus dotes como bateador efectivo y de largo alcance, así como por la potencia de su brazo para poner la pelota realmente donde desea.

El contrato que recibió de la organización de Chicago en 2012 fue de 30 millones de dólares por nueve años, lo que lo lleva a disfrutar de un salario de 3 millones en cada temporada. En la edición de 2016 Soler botó en 12 ocasiones la bola del parque, conectó 54 hits, empujó 31 carreras y concluyó con promedio de .238.

El cubanoamericano Dan Otero es uno de los relevistas que traen los Indios para apagar la furia de los bateadores de Chicago.

Otero es de padres cubanos, nació en Miami y trabajó 2016 para promedio de 1.53, ha ganado 5 juegos en la temporada y solo perdió en una ocasión. El cubanoamericano ponchó a 57 hombres en turno y salvó a su franquicia en una ocasión.

Albert Mora Jr. salió de entre decenas de muchachos que se entrenan en Hialeah Gardens, en Miami, con el sueño de entrar en las Grandes Ligas. En 2012 su sueño se cumplió cuando pasó por el ojo de los cazatalentos. Al año siguiente los Cachorros lo firmaron por 3.9 millones de dólares. Con solo 22 años esta sería su gran oportunidad.