Fortuna de cubana se desvanece en las Bahamas

FOTOTECA CARMEN TELLOD.LAVIN

El Nuevo Herald asegura que el caso de Batista ha generado un grueso expediente de documentos legales y cartas entre tres abogados.

La cubana Kenia Batista Mir tuvo una vida feliz con su esposo alemán, quien la llevó a vivir con él en las Bahamas. “Estaba fuera de Cuba, y a la vez cerca”, dijo ella. Cuando su esposo falleció le dejó una herencia que se estima en unos $10 millones de dólares.

En un artículo publicado en el Nuevo Herald, se explica que 3 años y medio después de la muerte de Franz Kohlrautz, Batista alegó que sólo ha recibido alrededor de $70,000 en efectivo. Su abogada está tratando de averiguar dónde está el resto del dinero, y por qué la casa de la pareja, en un vecindario de casas cuyo valor está entre 2 y 3 millones de dólares, se vendió por $200,000.

La publicación menciona que existen documentos legales que muestran que el albacea del testamento de Kohlrautz “era además el presidente de la compañía que compró la casa: el viceprimer ministro de Bahamas Philip “Brave” Davis, en ese entonces abogado privado.

“La posición del señor Davis es que él no ha hecho nada indebido”, dijo Philip McKenzie, abogado del bufete de Davis en Nassau, Davis & Co.

El Nuevo Herald asegura que el caso de Batista ha generado un grueso expediente de documentos legales y cartas entre tres abogados, “así como quejas al Colegio de Abogados de las Bahamas e incluso a la Reina de Inglaterra, jefa de estado oficial de la ex colonia británica.

“Pero quejarse de esto es como quejarse de Raúl Castro a un policía cubano”, dijo William Nelson, de 56 años, un maestro de secundaria de las Bahamas, que está ayudando a Batista porque ella es de la misma ciudad de Cuba que su esposa, Las Tunas.

Ella se fue a vivir con él en el 2006, y se instalaron en la casa de él, una residencia de cinco cuartos y seis baños más cancha de tenis en la costosa sección de Lucaya. Ellos tenían dos autos marca Mercedes Benz en el garaje y un barco anclado en el canal detrás de la casa.

“Nos llevábamos muy bien. Yo fui muy feliz”, dijo Batista a el Nuevo Herald por teléfono desde Las Tunas. Nelson dijo que Kohlrautz era “posesivo y no muy simpático”, y que el matrimonio fue “un poco tempestuoso”. Batista dijo que eso no era cierto.

Sea como fuere, el 26 de mayo del 2010 Kohlrautz firmó un testamento nombrando a Davis, su abogado de mucho tiempo, como su albacea. El dejó a Davis $500,000 y varios terrenos que afirmó Davis le había ayudado a recobrar en una larga batalla judicial.

El testamento dejaba específicamente a Batista la casa de Freeport y todo lo que contenía, una cuenta de banco y dos cajas fuertes de depósito en las Bahamas. Pero agregó que dejaba “todo el resto de mi patrimonio, inmobiliario o de cualquier otro tipo, y situado doquiera se encuentre, a mi esposa Kenia Batista”.

Batista dijo que Kohlrautz tenía un apartamento en Alemania lleno de antigüedades y pinturas, cuentas de banco en Hamburgo y Frankfurt y una póliza de seguro de vida en Suiza. Él se mantenía además activo en la bolsa de valores y contaba con intereses financieros en Sudáfrica y Panamá. Nelson ha estimado el patrimonio total en alrededor de $10 millones.