Marino en Cuba y músico en la Argentina

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El músico cubano Ibrahim Ferrer ha grabado tres discos en Argentina y en 2008 ganó el Premio Carlos Gardel (foto: Myspace).

Ibrahim Ferrer Kindelán salió hace más de una década de La Habana con destino a Buenos Aires y su vida dio un giro de 180 grados, aunque ya por las venas le corría sangre musical.
Un exmarino cubano a quien la música lo acompañó “desde niño”, Ibrahim Ferrer Kindelán, llamado “el junior”, se fue de visita unos meses en 1999 a Buenos Aires, donde al final echó ancla para hacer una nueva vida, según dice “tal cual la había imaginado cuando era chico”.

El diario argentino Clarín reseña este viernes en una crónica el nuevo capítulo en la vida del cubano después de que había recorrido en barco medio mundo y decidió armar su hogar en la capital argentina. Luego “volvió a viajar—dice—, pero como artista”.

El cubano es hijo de Ibrahim Ferrer, el cantante de son cubano que alcanzó notoriedad mundial en la década de los 90 con el éxito del proyecto musical Buena Vista Social Club.

Según dijo al periódico, todo comenzó cuando tomó una licencia para pasar unos meses de vacaciones en Argentina por invitación de una sobrina que ya estaba radicada en ese país.

“En mi casa en La Habana --señala-- a diario mi madre Norma ponía música por la radio que difundía, por ejemplo, a Estela Raval con Los Cinco Latinos. El tango también se escuchaba y se veían muchas películas argentinas de la época de oro, con figuras como Mirtha Legrand, Amelia Bence, Olga Zubarry o Hugo del Carril”.

Una vez en Buenos Aires las oportunidades surgieron e impartió clases de baile tradicional cubano y tomó parte en rumbas organizadas por el ya fallecido Alberto Bonne. “Él fue quien me impulsó a cantar como profesional y estaré eternamente agradecido a que me haya ayudado a sacar el cantante que hay en mí”, apunta.

Luego empezó a cantar en restaurantes con espectáculos, con músicos tanto cubanos como argentinos, y así, poco a poco, fue haciendo camino hasta tener su propio grupo. Grabó tres discos y en 2008 ganó el Premio Carlos Gardel. “En estos últimos cuatro años he vuelto a viajar y mucho,” dice.

Ferrer confiesa que cuando pasan los días estando en el extranjero desea regresar a casa, a la tierra que lo acogió, a la Argentina, donde dice tenerlo “todo”, su familia y su compañera, porque como le sucede a todo el mundo, añade, el también quedó enganchado por una mujer.

Sin embargo aclara que en Cuba está su raíz, su sangre, su identidad “porque aunque llevo muchos años acá todos me conocen como el ´cubano´ y esa conexión con mi tierra no se pierde ni al hablar, ni al pensar, ni al sentir”.