La división generacional se amplía en Cuba

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Los jóvenes en Cuba sueñan con un futuro imposible, destaca el periódico estadounidense.

La revolución que vieron en la isla sus abuelos a ellos no les funciona; simplemente muchos jóvenes cubanos sienten que el futuro los aplasta.
El diario estadounidense Chicago Tribune reproduce este martes un artículo de Los Angeles Times en el que se hace un paralelo entre la generación de cubanos que vieron triunfar la revolución de Fidel Castro en 1959, y sus nietos, que “encaran un futuro que les sofoca”, dice.

El periódico cita el caso de César Cruz, un joven estudiante de 19 años que cada sábado se reúne con sus amigos en el Parque Céspedes, en Santiago de Cuba, para oír música, pasar el rato montando una vieja patineta y “soñar con un futuro imposible”.

Cruz dijo a la autora del artículo que ni él ni sus amigos tienen la oportunidad de pensar en una vida mejor, sin miserias. “La única opción es irse del país, pero no se nos permite hacerlo”, recalcó.

Al referirse a las reformas económicas adoptadas en la isla con “tanta fanfarria internacional” por el presidente Raúl Castro, el diario asegura que ahora “las libertades políticas les parecen todavía más remotas a los jóvenes cubanos”.

También detaca que Internet prácticamente no existe para ellos, que la televisión por satélite es un lujo inimaginable, y que los jóvenes hablan nerviosos de la posibilidad de que se produzca una “Primavera árabe” en Cuba, de que haya protestas en las calles.

Pensamos en eso –le dijo Cruz a la periodista de Los Angeles Times—pero tenemos miedo. “Las pocas veces que alguien ha tratado de organizar algo, el gobierno lo desaparece. El gobierno está en todas partes”, precisó.

De acuerdo con el diario, la gente joven recibió con agrado las nuevas reformas económicas, que por primera vez permiten comprar y vender casas y automóviles, entrar a hoteles previamente reservados a extranjeros e iniciar negocios privados.

“Pero con sus precarios ingresos y pocas perspectivas de empleo, dicen que las reformas para ellos no pasan de ser irrelevantes”, apunta.

El periódico resalta los contrastes entre algunos cubanos más viejos, de más de 60 años, que agradecen al gobierno lo poco que tienen, incluso con el de jóvenes como Arturo Santos, de 17 años, que dicen que la revolución les da “educación, un buen doctor cuando lo necesitan" pero que si piensan o hablan diferente a como el gobierno dispone, los "encarcelan”.