Los cambios no llegan en la isla

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Un hombre espera que abran un colegio electoral en La Habana.

El servicio de radiodifusión pública de Alemania hace un análisis de las “reformas” en Cuba y pone de relieve que en los últimos cinco años los cambios han sido mínimos en el país.
Cinco años han transcurrido desde que el presidente Raúl Castro tomó el poder en Cuba de manos de su hermano y se suponía que las reformas tuviesen prioridad en su agenda pero en la isla “poco ha cambiado”, según dice en su página digital el servicio de radiodifusión de Alemania.

En un reportaje sobre la situación en Cuba, Deutsche Welle señala que la imagen del “estancamiento” se refleja incluso en las elecciones legislativas efectuadas el domingo para escoger a 612 diputados, exactamente con igual número de candidatos “todos del Partido Comunista”.

La fuente apunta que Castro, ahora de 81 años, sugirió implementar más de 300 proyectos de reforma, “abrió cautelosamente” el sistema económico del país, los ministerios ya no supervisan todas las operaciones y en adición el número de pequeños negocios, mayormente en el sector de servicio, aumentó de 160 mil a 400 mil entre 2010-2012.

Pero precisa que pocas de las reformas han llegado a las zonas rurales del país y cita al economista y disidente cubano Oscar Espinosa Chepe, quien dijo “que se han implementado algunas medidas inteligentes, pero las reformas aún no han ido lo suficientemente lejos y son demasiado lentas”.

También menciona al exiliado cubano Arturo López-Levy, según quien el control gubernamental sobre la economía es todavía evidente y “el gobierno tendrá que adoptar mayores cortes porque no ha habido una transición hacia una economía de libre mercado”.

Sin embargo, subraya que de acuerdo con la creencia de muchos expertos este dilema no tendrá solución mientras Raúl Castro gobierne, y puntualiza que las altas esferas del Partido Comunista ven las reformas como una “actualización del socialismo” y no como una transición a un modelo económico diferente.

A su juicio, además, la euforia sobre la libertad de viajar al extranjero ha muerto después de que los cubanos admiten que las trabas burocráticas y las restricciones económicas pueden ser tan limitantes como las prohibiciones políticas. Para la mayoría, destaca, no sólo es difícil solicitar un pasaporte o visa, sino también conseguir dinero para comprar un boleto aéreo.

Más aún, agrega, la gente en la isla está de acuerdo en que la debilidad de la economía no sólo sufre como producto del estancamiento político, sino también de la dependencia de Venezuela. “La posible pérdida de este apoyo—dice—es vista por muchos en Cuba como algo incluso mucho más grave que el colapso de la Unión Soviética”.