La Iglesia Católica celebra los cuatro de diciembre el Día de Santa Bárbara.
Aunque la Iglesia Católica reconoce que no existen datos históricos que den validez a la existencia de Santa Bárbara, recomendó que en los lugares donde le rinden culto se mantenga, pero se trasladó su fiesta oficial del 4 de diciembre al día 2 del mismo mes.
Una antigua tradición escrita en griego en el siglo séptimo de nuestra era, cuenta que Santa Bárbara era hija de un hombre de mal genio llamado Dióscoro, quien la encerró en un castillo porque ella no aceptó creer en sus ídolos paganos.
Como su hija no aceptaba casarse con ningún pagano, él permitió que la martirizaran cortándole la cabeza con una espada. La pintan con una espada, túnica roja y una palma en señal de martirio, además con una corona porque se ganó el Reino de los Cielos.
Termina diciendo la tradición que cuando Dióscoro bajaba del monte donde habían asesinado a su hija, le cayó un rayo y lo mató. Por ello se le reza a la Santa, para verse libre de los rayos.
En Cuba esta devoción pasó también al sincretismo religioso identificándola con el oricha Changó, dios del trueno, siendo uno de los orichas del panteón afrocubano con más devoción y respeto por sus creyentes.
La presentan de pié o montada a caballo con espada en la mano, porque es un oricha guerrero, y como ofrenda le ofrecen manzanas.
Una antigua tradición escrita en griego en el siglo séptimo de nuestra era, cuenta que Santa Bárbara era hija de un hombre de mal genio llamado Dióscoro, quien la encerró en un castillo porque ella no aceptó creer en sus ídolos paganos.
Como su hija no aceptaba casarse con ningún pagano, él permitió que la martirizaran cortándole la cabeza con una espada. La pintan con una espada, túnica roja y una palma en señal de martirio, además con una corona porque se ganó el Reino de los Cielos.
Termina diciendo la tradición que cuando Dióscoro bajaba del monte donde habían asesinado a su hija, le cayó un rayo y lo mató. Por ello se le reza a la Santa, para verse libre de los rayos.
En Cuba esta devoción pasó también al sincretismo religioso identificándola con el oricha Changó, dios del trueno, siendo uno de los orichas del panteón afrocubano con más devoción y respeto por sus creyentes.
La presentan de pié o montada a caballo con espada en la mano, porque es un oricha guerrero, y como ofrenda le ofrecen manzanas.