Todos a la Plaza

Soldados en la Plaza José Martí de La Habana (Cuba).

En la explanada hay un micrófono abierto para que el pueblo opine libremente. A ambos lados de la tribuna, dos militares se encargan de poner una paloma blanca en el hombro del orador, y retirarla cuando termine la intervención…

Durante los largos años de revolución (el periodista no sabe todavía si poner el nombre del proceso político con mayúscula y se lo deja al editor), algunas personas han intentado recuperar la plaza cívica a su manera. Unos en silencio, otros bebiendo alcohol dentro de la multitud y, los menos, plantándose allí pacíficamente en señal de protesta.

En los años 90, los hermanos Claudio e Idalberto Valdés, excepcionales guitarristas, se plantaron reclamando algo tan básico como libertad de expresión y de movimiento. Los llamados Míster Acordes fueron extraídos de la plaza sin que quedaran rastros –apenas en la memoria urbana–, pero al Estado totalitario no le bastó con retirarlos, sino que los persiguió hasta llevarlos a la cárcel. Cuentan vecinos del Cerro que el operativo para la captura fue de película. Claudio murió en cautiverio e Idalberto enloqueció por la pena. Eran inseparables, unos artistas con principios y finales bien marcados, según el tiempo se encargó de corroborar.

En septiembre de 2009, el cantautor colombiano Juanes organizó un concierto multitudinario en la llamada Plaza de la Revolución, con la anuencia del Gobierno castrista. "Paz sin fronteras", se tituló el espectáculo que dividió otra vez las opiniones sobre si es inteligente dialogar con el Gobierno de la isla. Como era de esperar, el evento fue politizado por las tropas de "inteligencia" militar y hubo represión a la libertad absoluta de palabra.

En agosto de este año (2014), una mujer del pueblo, con las manos en la cintura, se apostó junto al mausoleo, donde está colocada la figura del "Héroe Nacional" y gritó:

-¡De aquí no me voy hasta que baje Martí!

Un periodista independiente estaba cubriendo la exposición de fotos que servían de culto a la personalidad del "máximo líder"; pudo comprobar que la sencilla mujer fue removida de tan insigne lugar, por un hombre alto que vestía una guayabera blanca.

Ahora hay una convocatoria para el martes 30 de este mes, una convocatoria general. La promueve la artista plástica Tania Bruguera, una de las más reconocidas a nivel mundial dentro del arte contemporáneo, por sus provocadores performance.

Bruguera cita al pueblo a la antigua plaza cívica que fue secuestrada por el régimen militar desde 1959. Lo hace a título personal y sin pedir permiso, no a las autoridades municipales, que sería en todo caso lo correcto, sino al propio Gobierno. Ella sabe que el permiso no se lo darán.

La artista reeditará su performance El susuro de Tatlin, presentado en 2009 en La Habana como parte de la 10 Bienal de Artes Plásticas. En la pieza hay un micrófono abierto para que el pueblo opine libremente. A ambos lados de la tribuna, dos militares se encargan de poner una paloma blanca en el hombro del orador, y retirarla cuando termina la intervención. Los militares son niños, muy probablemente como símbolo de aquellos pioneros que –como este que escribe– custodiaron las urnas de otra puesta en escena, pero aquella organizada por el Estado: las elecciones de candidatos del Poder Popular.

En conversación con martinoticias.com, Bruguera dijo que no cuenta con la infraestructura necesaria para un espacio tan grande, pero aun así quiere convocar. Junto con la convocatoria, la artista, que se encontraba en Italia en el momento de la conversación, envió una carta abierta a Raúl Castro, con copia al diario oficialista Granma que, como era de suponer, no ha publicado la misiva.

En la carta, motivada por la normalización de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, anunciada por ambos mandatarios, la artista exige varias explicaciones, como parte del pueblo que es. Exige que al cubano común se le permita participar del nuevo rumbo económico que se avizora con estos cambios, y, además, dice textualmente:

"Exijo que (el pueblo) se pueda manifestar pacíficamente en la calle a favor o en contra de una decisión del Gobierno".

La explanada de ese lugar donde quiere convocar al pueblo, aunque parezca abierta, está cerrada con siete candados. Mientras no sea desmontada la imagen del "Guerrillero Heroico" del entorno no se permitirán actos "contrarrevolucionarios", sean protagonizados u organizados por artistas o por amas de casa.

Ojalá nos estemos equivocando esta vez y el performance de Bruguera –muy fuerte por su carga simbólica– pueda realizarse allí. Aunque sea vigilado por el "Che" se estaría enviando, ¡al fin!, una señal de cambio para todos los cubanos.