Insulza dice dejar puerta abierta para que Cuba vuelva a la OEA

  • Agencias

El secretario general de la OEA, Jose Miguel Insulza.

Bajo su mandato se levantó la suspensión de Cuba, el chileno fue el primer Secretario General en viajar a la isla en cinco décadas y la isla participó por primera vez en una Cumbre de las Américas.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, defiende haber dejado la puerta abierta para la vuelta de Cuba al organismo en Gobernabilidad democrática, un libro en el que hace balance de sus 10 años de gestión.

"El retorno de Cuba al Sistema Interamericano podrá tomar distintas formas, pero nosotros hemos dejado la puerta plenamente abierta para ello", afirma en un capítulo dedicado a Cuba con el título "El diálogo solo es posible con la inclusión de todos".

Bajo el mandato de Insulza se produjeron tres hitos en las relaciones entre la OEA y La Habana: En 2009 se levantó la suspensión de Cuba; en 2014 el chileno se convirtió en el primer Secretario General en viajar a la isla en cinco décadas; y en 2015 el país caribeño participó por primera vez en una Cumbre de las Américas.

"Este es un camino a medio recorrer, esperemos que continúe con la secretaría general de Luis Almagro. ¿Porque Cuba es un modelo? No. Porque la Carta de la OEA dice que son miembros todos los países independientes que firmaron el documento. Y, por tanto, Cuba es tan miembro de la organización como cualquier otro", dijo hoy Insulza en la presentación de su libro en la sede del organismo en Washington.

Cuba, miembro de la OEA desde su creación en 1948, fue suspendida en 1962 tras el triunfo de la Revolución liderada por Fidel Castro debido a su adhesión al marxismo-leninismo en el marco de la Guerra Fría entre el bloque capitalista encabezado por Estados Unidos y el comunista dirigido por la Unión Soviética. El organismo continental no revocó esa decisión hasta 47 años después en la Asamblea General de San Pedro Sula (Honduras) de 2009, que Insulza considera un "antecedente directo de lo ocurrido en
abril de 2015 en Panamá".

Cuba participó este año por primera vez en una Cumbre de las Américas, foro que reúne a todos los estados del continente cada tres años, tras la presión de los países latinoamericanos en el encuentro de 2012 en Colombia para que esa fuera la última reunión sin la isla y en el contexto del deshielo entre La Habana y Washington. En enero de 2014, Insulza estableció el primer contacto oficial de la OEA con Cuba desde su suspensión al asistir en la isla a la segunda cumbre de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y El Caribe (CELAC).

"Se trata de un esfuerzo de toda América Latina y el Caribe por sentar con fuerza el principio de la inclusión y esta Secretaría General está orgullosa de su participación en él", sostiene Insulza en su libro. Convencer a Cuba de que se reintegre en la OEA es también una de las prioridades de uruguayo Luis Almagro, que asumirá el liderazgo de la OEA el 26 de mayo por un solo mandato de cinco años y tiene buenas relaciones con el Gobierno de Raúl Castro, fortalecidas en sus años de canciller.

Cuando se levantó su suspensión del organismo, el Gobierno cubano dejó claro inmediatamente que ni había pedido ni quería regresar a la OEA, una organización a la que acusa de estar al servicio de los intereses de Estados Unidos con "una historia tenebrosa y entreguista", según dijeron entonces las autoridades de la isla. "Conscientes de las reticencias de Cuba en el tema, se estableció que si su Gobierno deseaba reincorporarse a la Organización debería manifestar su voluntad de llevar un diálogo con el Consejo Permanente (de la OEA) sobre los temas de la agenda de la región y los acuerdos alcanzados en el medio siglo en que Cuba había estado excluida", relata Insulza.

"Aunque era obvio que ese diálogo no sería obstáculo para su retorno, Cuba no ha tomado hasta ahora esa opción", añade, en alusión al desinterés que La Habana ha mostrado hasta ahora por reintegrarse en la OEA. No obstante, el político chileno defiende el avance logrado con respecto a la isla durante su década al frente del organismo continental, en el que, cuando llegó, "el tema de Cuba parecía haber desaparecido de la agenda", señala.

"El intento frustrado que había emprendido el exsecretario general César Gaviria a mediados de la década de los noventa para poner fin a esa aberración (la suspensión de Cuba) parecía haber desanimado cualquier nuevo esfuerzo", sostiene. "Parecía existir ya un acuerdo tácito de no tratar el tema de Cuba en la OEA, lo cual era arbitrario, pero permitía vivir en paz con un asunto en el cual los países de América del Norte y la mayor parte de los de América Latina y el Caribe no se pondrían de acuerdo", agrega.

Insulza asegura que dejó claro desde sus primeros años como Secretario General que esa situación no podía continuar y que, aunque no quería imponer el retorno sin consenso, insistió en que había que buscar un acuerdo para superar esa situación. Diez años después, cuando le queda menos de una semana al frente del organismo continental, el chileno se congratula de dejar la OEA con "la puerta abierta" para que Cuba vuelva.