Avanza en Roma beatificación de Arzobispo camagüeyano

Adolfo Rodríguez. Arzobispo de Camagüey. Foto Archivo

El proceso diocesano para la beatificación del primer Arzobispo de Camagüey ya ha recibido testimonios de gracias.

La Agencia de Prensa Católica (ACIP) asegura que la Iglesia en Cuba podría tener un nuevo beato tras abrirse la causa de Monseñor Adolfo Rodríguez, primer Arzobispo de Camagüey.

Monseñor Rodríguez fue uno de los participantes en el Concilio Vaticano II, fue el primer obispo cubano para la entonces diócesis de Camagüey (1964-2002) y falleció en 2003 como Arzobispo Emérito.

“La causa de beatificación de Mons. Adolfo es muy reciente, ha recibido el nihil obstat de la Santa Sede y se ha abierto el proceso diocesano”, señaló a la agencia de prensa Osvaldo Gallardo, encargado de la Pastoral de la Comunicación en Camagüey, quien indicó que ya hay “testimonios de gracias obtenidas, pero ningún milagro que analice el Vaticano aún”.

El obispo camagüeyano es recordado por su caridad y como “un hombre de diálogo sereno y de esperanza: ‘En el Señor miramos con serena confianza el futuro siempre incierto, porque sabemos que mañana antes que salga el sol, habrá salido para Cuba, la Providencia de Dios’, dice Gallardo.

El Padre Adolfo en 10 años inauguró tres colegios parroquiales, un dispensario médico y propició la fundación de las hermanas Carmelitas Misioneras.

“Sin dudas, vivió en carne propia los rigores del enfrentamiento con el gobierno, tuvo que hacerse cargo de una diócesis devastada material y espiritualmente, indicó Gallardo.

Adolfo Rodríguez fue Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y durante uno de estos periodos se celebró el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC, 1986), que al decir de Gallardo significó que la Iglesia saliera “de los muros de los templos a los que había sido relegada por el gobierno comunista”.

Recordó Gallardo que Monseñor Rodríguez “fue uno de los obispos firmantes de la carta pastoral ‘El amor todo lo espera’, en 1993, que puso el dedo en la llaga sobre temas candentes de la sociedad cubana, que transitaba por el difícil momento histórico conocido como periodo especial, su estilo comunicativo se adivina en gran parte del documento”.

Gallardo dijo que aunque este documento “causó una virulenta reacción por parte de la prensa gubernamental, el tiempo y hasta declaraciones de los gobernantes cubanos han dado la razón a los planteamientos que hacen allí los obispos sobre la crisis social y la ineficacia del sistema socialista”.

Como presidente de la Comisión Justicia y Paz firmó una nota condenando el fusilamiento de tres jóvenes que habían tratado de escapar del país robando una embarcación.

Junto a la causa de Mons. Adolfo Rodríguez, la Iglesia en Cuba también está a la expectativa del avance de la causa de beatificación de Monseñor Eduardo Boza Masvidal, Obispo Auxiliar de La Habana (Cuba), expulsado de la isla en 1961, junto a cientos de sacerdotes, monjas y religiosos.

El proceso de Monseñor Boza se inició en la Diócesis de Los Teques (Venezuela), donde pasó los últimos años de su vida.