Boston Globe: para levantar el embargo, primero liberen a Cuba

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Fachada de casa del opositor Jorge Luis García Pérez Antúnez

"Acercarse a los totalitarios no los convierte en vecinos libres y democráticos, sino que los fortalece para reprimir con más impunidad", afirma un veterano columnista del diario bostoniano.

"Horas antes de que la ex secretaria de Estado Hillary Clinton proclamara en Nueva York, ante el privado Consejo de Relaciones Exteriores, que 'el embargo es el mejor amigo de los Castro', los gobernantes de Cuba habían estado haciendo lo que mejor saben hacer, perseguir a los disidentes pacíficos", dice el veterano columnista del Boston Globe Jeff Jacoby, en un artículo titulado “Levanten el embargo, pero primero liberen a Cuba”.

Jeff Jacoby, columnista del Boston Globe

El autor se refería a una redada contra alrededor de 40 activistas, incluido “uno de los más respetados disidentes cubanos, Jorge Luis García Pérez, ampliamente conocido como ‘Antúnez’”.

Citando al Miami Herald, Jacoby apunta que oficiales de la seguridad del Estado conminaron a Antúnez a dejar de recoger firmas para un documento de condena a los esfuerzos internacionales a favor de levantar las sanciones estadounidenses contra el gobierno de Cuba.

“La crítica de [Hillary] Clinton al embargo estadounidense concitó la atención, ya que ella es una potencial candidata a la presidencia. Pero lo que realmente merece titulares es el valor demostrado por los cientos de cubanos sencillos que están exhortando abiertamente al mundo libre a no hacer más negocios con la dictadura que por tanto tiempo ha mantenido a Cuba de rodillas”, dice el columnista.

Poco menos de 3 millones de turistas visitan Cuba cada año, muchos de ellos estadounidenses.

“La causa de la miseria de Cuba no es el embargo económico de EE.UU. sino la tiranía castrista”, asevera.

"Derogar el embargo de manera unilateral no debilitaría a esa tiranía al inundar la isla de turistas estadounidenses, bienes de consumo y conceptos democráticos, como imaginan románticamente quienes se oponen a las sanciones”, observa Jacoby, y recuerda que casi 3 millones de turistas visitan la isla cada año, entre ellos cientos de miles de estadounidenses.

En el aspecto comercial, el comentarista toma nota de que desde el año 2000 exportadores estadounidenses han vendido a La Habana cerca de 5 mil millones de dólares en alimentos y productos agrícolas y médicos. Además, repara, "el gobierno cubano ha tenido al resto del mundo para hacer negocios sin el estorbo del embargo y la política de la Florida".

Muestra de productos agrícolas de Tampa, Florida, en la Feria Internacional de La Habana

“Si el turismo y el comercio fueran a socavar al régimen comunista de Cuba, seguramente lo habrían hecho derrumbarse hace mucho tiempo. Pero acercarse a los totalitarios no los convierte en vecinos libres y democráticos. En lugar de ello, los fortalece para reprimir a sus súbditos con mayor impunidad”, señala Jeff Jacoby.

El autor evoca las condiciones que la ley estadounidense Hems-Burton de 1996 prevé para el levantamiento de las sanciones: el Gobierno cubano debe legalizar a la oposición, liberar a los presos políticos y programar elecciones democráticas.

El columnista del Boston Globe termina su artículo con una pregunta: “Si los disidentes cubanos insisten en ese punto, a riesgo de ir a prisión, no deberían insistir también los políticos estadounidenses, que nada tienen que arriesgar, salvo su credibilidad?".