Crece la disidencia en Cuba

Miembros de las Damas de Blanco son hostigadas por partidarios del Gobierno cubano. Foto de archivo

Los disidentes fueron juzgados y condenados a largas condenas de hasta 25 años en las mazmorras de Cuba
La Primavera Negra en Cuba comenzó en marzo del 2003. Fueron tres días en la que los agentes de la seguridad del estado buscaron y arrestaron a 75 disidentes pacíficos Ellos no predicaban violencia, pero Fidel Castro creyó que eran una amenaza a la más longeva dictadura de América.

Los disidentes fueron juzgados y condenados a largas condenas de hasta 25 años en las mazmorras de Cuba. Su crimen era predicar que Cuba necesitaba un cambio a la Constitución que permitiese una democracia participativa.

Las organizaciones que defienden los derechos humanos por todo el mundo empezaron a protestar inmediatamente. Human Rights First dijo que estos encarcelamientos “eran considerados como una de las más duras represiones a una sociedad civil no vista en Cuba en muchos años”.

En la isla también se movilizaron las esposas de los detenidos. Ellas decidieron ir a misa en la Iglesia de Santa Rita en Miramar y después caminar en silencio con un gladiolo en la mano en forma de protesta.

Ese domingo en marzo del 2003 nació una organización llamada las Damas de Blanco. En aquel entonces eran apenas una docena, y todas eran esposas de los disidente arrestados.

Yolanda Huerga recuerda bien esos días. Su esposo Manuel Vázquez Portal fue uno de los 75 hombres arrestados.

Hoy hay grupos de las Damas de Blanco en más de media docena de ciudades y pueblos en toda Cuba. Huerga dice que son más de 260 las que protestan o tratan de protestar todos los domingos. Ya no sólo son esposas de los detenidos en el 2003. Hoy el grupo incluye a mujeres que quieren democracia para Cuba; que el pueblo tenga derecho al voto secreto; y plena libertad de expresión.

Las mujeres entienden que la tarea que se han impuesto es muy complicada y explican que por eso empezaron en la Iglesia de Santa Rita, patrona de las causas difíciles.

Al principio el gobierno las ignoró. Pensaban que se cansarían y que nadie les haría caso. Pero a pesar de la censura férrea en Cuba, el grupo comenzó a crecer. Para el 2005 ya eran más de 100 las que marchaban los domingos. Y ahí comenzaron las golpizas. Turbas del gobierno se entremezclaron con ellas en la Quinta Avenida y a empujones y jaladas de pelo disolvieron la marcha.

La respuesta del grupo fue viajar al interior de la isla y a organizar grupos por toda Cuba. En aquellos tiempos la líder del grupo era Laura Pollán, quien muriera de una enfermedad misteriosa en un hospital gubernamental. Su sueño lo llevó a cabo su sucesora, Bertha Soler.

En el mismo 2005, el gobierno comenzó a liberar a cuenta gotas a los detenidos en el 2003 y forzaron a muchos a abandonar el país con sus familiares. Pensaron que eso haría que las Damas de Blanco desistieran de su empeño. Se equivocaron..
Huerga, de 54, años, y su marido fueron de los primeros en salir de la isla en el 2005.

Ella hoy trabaja en Radio Martí y dice que el grupo siguió creciendo a pesar de la absoluta censura en Cuba. Algunos se enteraban por amigos o familiares; otros por mensajes llegados del extranjero por teléfono o internet. Muchos fueron informados por Radio Martí y otros por medio de pequeñas flash drives traído por los que iban a Cuba de visita. En ellos podían ver fotos y hasta pequeños videos de las protestas.

Hay grupos de Damas de Blanco en Santiago de Cuba, en Holguín, en Guantánamo, en Matanzas , en la provincia Granma, y hasta un pequeño grupo en Ciego de Avila.
Ahora las represiones y abusos contra las Damas de Blanco son mucho más violentas. Turbas de agentes de la seguridad del estado les pegan, las detienen y las encarcelan brevemente. Tratan de impedir que lleguen a las marchas y si no pueden le entran a palos en las mismas.

Pero nada detiene el crecimiento de este valiente grupo de damas. El 8 de septiembre 257 disidentes de las Damas de Blanco y de otro grupo llamado UNPACU se congregaron en la Basílica de la Caridad del Cobre, cerca de Santiago para rendirle homenaje a la santa patrona de Cuba y pedirle al gobierno que le otorgue a los cubanos derechos humanos y políticos. Ellas quieren la democracia y Cuba se las niega.

La lucha de los cubanos por obtener la libertad del yugo comunista ha sido larga y difícil. Pero admito que al ver y leer lo que hacen estas valientes cubanas junto a los múltiples grupos de disidentes me permite soñar que algún día no muy lejano Cuba volverá a ser libre.