Cuba: ¿apocalipsis a las puertas?

¿No es inmensamente mejor estar locos por Jesús y su modelo de vida limpia y justa, que estar loco por las drogas, las armas o, como los fanáticos comunistas, locos por controlar al prójimo?

El prolongado retiro de 62 cristianos en el templo Fuente de Vida de Infanta y Santa Marta en La Habana, encabezados por el pastor Braulio Herrera, puede parecer excéntrico a muchos como mi ex colega en los medios cubanos Tania Quintero, quien advierte desde su exilio en Suiza que “esa gente son más fanáticos que los comunistas”.

Bueno sí, quizás los evangélicos estamos un poquitico locos, pero me pregunto, ¿no es inmensamente mejor estar locos por Jesús y su modelo de vida limpia y justa, que estar loco por las drogas, las armas o, como los fanáticos comunistas, locos por controlar al prójimo?

En realidad a los evangélicos no nos es ajeno dedicar largas jornadas a estar en presencia de Dios, adorarlo, danzar ante su altar como danzó David, estudiar ese manual de vida que es la Biblia, y orar no sólo por familiares y amigos, sino por nuestros enemigos y por que Dios les dé sabiduría a los gobernantes. Pero sobre todo por un avivamiento espiritual, porque se manifieste con fuerza el Espíritu Santo, nuestro consejero y abogado.

Mi Iglesia, que pertenece a las Asambleas de Dios, planea por ejemplo realizar siete vigilias los próximos siete viernes, para pasarnos la madrugada --como dice una conocida canción cristiana, Trading my Sorrows-- “cambiando nuestras enfermedades y nuestras penas por el gozo del Señor”. Unos asistirán a todas y otros no, pero no por eso “hay condenación”. Ningún comité de defensa nos toca en la puerta para que asistamos.

Pero volvamos al retiro espiritual en La Habana. William Herrera, el hijo del pastor Braulio, ha hablado con medios internacionales y nacionales, incluido el bloguero alternativo Orlando Luis Pardo, y ha dicho que están allí desde el pasado 21 de agosto para cumplir la voluntad de Dios y, y que cuentan con recursos suficientes para seguir hasta que Dios diga. En Diario de Cuba, Antonio José Ponte cita un testimonio de alguien que vio “que abrieron una puerta y que se veía a la gente bailando y cantando". O sea, que los presentes no están allí por miedo ni coacción.

Entonces ¿qué ha alarmado a las autoridades de la isla para cortarles la luz y el teléfono, cerrar calles y desplegar en los alrededores de la Iglesia un aparatoso operativo policial como si se tratara del escenario de una toma de rehenes? Dice Ponte: “La pregunta es si ese incidente vendrá del templo o se dirigirá a él. El portavoz pentecostal ha confesado que allá adentro ocurren sanaciones. Milagros, puntualizó, sin dejar de agradecer la ayuda médica del gobierno”.

Durante mis tiempos en el Comité Cubano Pro Derechos Humanos --entonces todavía no era cristiano-- me tocó asistir a un servicio del pastor pentecostal Orson Vila en un pequeño templo de Marianao, cerca del cine Lido. Sabíamos que el pastor era objeto de vigilancia y represalias, y al llegar allí me di cuenta del porqué. El local estaba repleto, las ventanas abiertas y decenas de personas participaban desde los jardines en busca de sanación, un fenómeno que, de seguir creciendo, podía afectar el control social y el cartel de potencia médica del gobierno. Años más tarde, en 1995, Orson Vila fue condenado a 23 meses de cárcel por “desobediencia”.

En un reportaje fechado en octubre del 2010 en La Habana, y titulado “Cuba vuelve a nacer: Mientras el socialismo se tambalea, el cristianismo evangélico aumenta”, Nick Miroff, el corresponsal del diario digital Global Post, señalaba que a partir de la crisis del período especial las iglesias evangélicas empezaron a experimentar un fuerte crecimiento en Cuba, de unos 70 mil fieles en 1991 a más de 800 mil en 2010, lo que las ha convertido en la corriente religiosa de más rápido ascenso en la isla.

Agrega Miroff que muchas denominaciones protestantes tradicionales han ido asimilando cada vez más el atractivo estilo del pentecostalismo, caracterizado por adoración y alabanza con música vibrante, apasionados sermones y testimonios de curaciones milagrosas y de salvación personal: la milagrosa e impactante transformación de personas ya desahuciadas por la sociedad.

En esas congregaciones, dice el corresponsal han encontrado un sentido de comunidad y pertenencia incluso muchos de los cubanos que han emigrado ilegalmente a la capital, sobre todo de las provincias orientales.

Al final, el autor nos revela –en una singular muestra del poder actual de convocatoria del evangelismo en la isla-- que muchos de los miembros de una iglesia metodista de Marianao eran en aquel momento nada menos que estudiantes de la elitista y superfiltrada Universidad de Ciencias Informáticas.

Pero ese crecimiento preocupa al gobierno que vigila las iglesias y trata de controlarlas. El pastor Alain Toledano, de Santiago de Cuba, es miembro de un grupo de predicadores evangélicos, principalmente de las provincias orientales que, como en su momento Orson Vila, han sufrido esa intromisión y se han dispuesto a mantener una independencia. Ellos pertenecían a denominaciones tradicionales, pero se dieron cuenta de que sus líderes eran demasiado complacientes con los caprichos del gobierno.

Según me contó el Pastor Alain por vía telefónica, sus superiores de las Asambleas de Dios le ordenaron destruir una nave que habían erigido para el culto, porque el gobierno les iba a imponer una multa de 10.000 pesos y entonces ellos –los líderes de las Asambleas—no iban a poder viajar. En esa ocasión su congregación accedió a desmontar el cobertizo, pero luego construyeron otro, y se negaron a destruirlo. La edificación fue eventualmente demolida por el gobierno.

Después de eso, Alain decidió abandonar las Asambleas de Dios. Hoy forma parte de la independiente Coalición Apostólica de Cuba, un movimiento al que también pertenecen predicadores como Bernardo de Quesada, Benito Rodríguez, Barbara Guzmán, Alexis Medina Omar Gude, Joel Valbuena y Mario Travieso. A algunos de ellos, como parece ser ahora el caso del pastor Herrera en La Habana, les han entablado demandas judiciales por la propiedad de los locales, que en muchos casos –dice Toledano--eran inmuebles pertenecientes a miembros de la Iglesia, las llamadas casas culto.

Según el religioso santiaguero, el pastor Herrera solía criticar a su movimiento, pero luego entró él mismo en conflictos doctrinales con el concilio de las Asambleas de Dios, que acabó retirándole las credenciales. Una nota de la directiva de esa denominación divulgada este miércoles llama a Herrera fanático y extremista y dice que después de "recurrir a posturas desafiantes, contrarias a la práctica del Evangelio", fue "expulsado de la organización" y se le retiraron "sus credenciales", tras lo cual asumió "una actitud de rebeldía y desacato". Lo más preocupante es que el liderazgo le hace “responsable de estos acontecimientos sin precedentes y de sus consecuencias”

¿Qué consecuencias? Tengamos en cuenta el operativo policial, el acordonamiento de la zona, que se rumora incluye francotiradores, el emplazamiento en los alrededores de rastras con contenedores que nadie sabe qué contienen, y rumores desmentidos por miembros de la congregación que participan en el retiro desde sus casas –los filmó en video la periodista independiente Dania Virgen García-- acerca de que el pastor tiene una pistola, que tiene a sus fieles secuestrados y hasta que las Damas de Blanco están involucradas.

Pero sigamos con Antonio José Ponte: “Un milagro mucho más grande que la sanación de una anciana hipertensa es que, luego de haber dejado salir a los que lo desearan, ese pastor sostenga, pese al agobio policial, dominio tan seguro sobre su grey. Señal de que sus promesas o regaños resultan más poderosos que cuanto pretendan alentar o castigar las autoridades de afuera. Y en esa republiquita presidida por él hay reparto de víveres, sanidad y educación...”. O sea, la vida sin ellos, sin los que gobiernan, no es imposible.

Continúa el artículo del el escritor cubano: “¿Habría sido posible hasta hace poco el espectáculo de un pastor capaz de arrebatarle almas al Estado, y de ofrecer medicina y educación y sustento alternativos, o en paralelo? Seguramente, la policía habría desmantelado la maquinaria del milagro y de la prédica, y habría impuesto su muy particular Apocalipsis.. Porque ningún carisma podía competir con el de Fidel Castro”.

Y concluye diciendo Antonio José Ponte: “El retiro espiritual es permitido hoy porque ya no coincide con las maneras de gobernación del régimen castrista. Las fuerzas policiales defienden al templo de posibles adhesiones, no de ataques. Y se aseguran de que el carisma de ese pastor pentecostal, ya que no pueden explotarlo a su favor en las mesas redondas televisivas, no vaya a desbordarse por la calle Infanta”.

Dios quiera que así sea, y que no sean víctimas los hermanos del templo Fuente de Vida --donde hay mujeres, ancianos y niños-- de uno de esos “particulares apocalipsis policiales” que, como hemos visto en los últimos meses, siguen desencadenándose contra los opositores, con toda la ira ciega de algunos que se creen dioses, sin percatarse de que tienen los pies de barro.