Comprar, arreglar y vender: un negocio redondo

De vetado a permitido, la historia de Isaac Delgado.

Algunos ven la oportunidad de ganar miles de dólares en un mercado prácticamente virgen, mientras otros quieren asegurar una casa para pasar la vejez.

El boom de compraventa de casas en Cuba también ha atraído a los cubanos residentes en el exterior. Algunos ven la oportunidad de ganar miles de dólares en un mercado prácticamente virgen, mientras otros lo toman como el plan B, por si las cosas fuera salen mal, tener un lugar seguro al que regresar a pasar la vejez.

Javier es uno de estos cubanos, que en conexión con familiares en Cuba, compra apartamentos o casas pequeñas a un bajo precio, y los arregla para luego revenderlos. Aprendió el negocio de agente inmobiliario, o realtor, en Estados Unidos, y vio la oportunidad usar sus conocimientos en la isla.

“Han gente que vende desesperada por irse del país, hay gente que, como viven en Cuba, no saben el costo de aquí (Estados Unidos), y lo que cuesta un apartamento son 7 mil o 10 dólares,” detalla Javier.

Los inmuebles están en malas condiciones, pero cuando se pintan, se cambian las losas de la cocina y el baño, y se modifica algún detalle estructural que modernice su apariencia, su precio se ha duplicado o triplicado.

El costo de una reparación cosmética a una vivienda ronda los 500 dólares, una cifra discreta, en comparación con el valor que alcanzará la casa luego de su remodelación.

Para que el negocio sea rentable, los emprendedores compran en Cuba los materiales de construcción, los splits de aire acondicionado y los electrodomésticos de la cocina. “En dólares se consigue todo,” acota Javier.

“En menos de un mes está armado el apartamento y me busco 15 mil o 20 dólares”, indica el empresario. “Ese apartamento que compraste en 7 mil o 10 mil dólares se vende en 30, 35 o 40 mil. La gente prefiere comprarlos arreglados.”

Comprar casa en Cuba para asegurar el retiro

Jorge llegó a los Estados Unidos con el éxodo del Mariel. El regreso a Cuba, al principio impensable y más tarde una posibilidad remota, se ha convertido hoy en un plan firme.

“Yo voy a comprar para tener algo allá para mi retiro,” confiesa. “Aquí aunque pagues tu casa, pagas taxes (impuestos) hasta que te mueras. Tú te compras una casa actualmente en Cuba, la pagaste, ya es tuya.”

Cada día hay más cubanos en el exilio con la misma idea de Jorge, porque en Cuba “el dólar rinde.” Amigos suyos, que se le han adelantado, ha comprado apartamentos o casas con terreno y les han agregado cuartos o un segundo piso.

“Los que han comprado casas pequeñas o apartamentos para vivirlos en un futuro han llevado contenedores completos vía Panamá”, comenta Jorge en referencia a los materiales de construcción y electrodomésticos que los nuevos propietarios prefieren importar desde Estados Unidos, en estos casos.

“Hay casas en 40, 50 mil hasta en 70 mil dólares. Les ponen encima 10 y 15 mil más y tiene un apartamento de tres cuartos en La Habana y completamente remodelado,” insiste.

La nueva legislación despierta las esperanzas de cubanos emigrados que ven la posibilidad de regresar a vivir o a invertir en el país que les vio partir; y abre una pequeña luz en la ilusión de aquellas personas que dentro de Cuba tenían como su única opción el mar.