Atrocidades de las FARC contadas por un rehén

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Los dos policías colombianos tras ser liberados por las FARC el viernes pasado.

Uno de los dos policías recién liberados por la guerrilla atestigua que fueron objeto de golpizas, vejámenes y torturas psicológicas.
“Nos amenazaron con picarnos con una motosierra y echarnos a los perros. Nos amarraron con un lazo, nos golpearon en la cara y en el estómago”, dijo al diario El Tiempo el policía Víctor Alfonso González, recién liberado en Colombia por la guerrilla de las FARC.

González estuvo 21 días secuestrado junto con su compañero Camilo Yate y ya el general José Roberto León Riaño, director de la policía, había dado cuenta de los vejámenes y abusos a los que habían sometidos ambos en cautiverio.

El general dijo que el asunto había sido denunciado en las conversaciones exploratorias de paz que lleva a cabo el gobierno colombiano con la guerrilla en La Habana, y fue después de eso que las FARC empezaron a darle mejor trato a los rehenes.

González contó al periódico cómo los guerrilleros los golpearon y torturaron psicológicamente. Tras ser secuestrados el pasado 25 de enero en la zona rural de Pradera, en el Valle del Cauca, dijo, los llevaron a un potrero, donde nos despojaron de la ropa con unos cuchillos, y le dieron patadas.

Luego de una caminata, atados del cuello a las manos, estuvieron en varios campamentos y casas, y “unas veces dormíamos a la intemperie y otras en el piso de una pieza sobre un plástico”, relató el policía.

Después de varios interrogatorios durante los que lo golpeaban en el estómago con una bolsa empapada en aceite cubriéndole la cabeza, un trato que según González duró unos seis o siete días, las amenazas de muerte cesaron.

“Pero siempre nos mantuvieron con el fusil en la cabeza, amarrados, incluso para comer, y siempre estuvimos durmiendo en el piso”, precisó.

Respecto a quienes los secuestraron, el policía dijo que según pudieron ver “los que estaban al mando eran, uno al que le decían Barbas, y otro Diego Tabares. En el momento del secuestro estaban de civil, pero armados, y se identificaron como del frente sexto. Luego nos cambiaron la guardia con unos guerrilleros que estaban en camuflado”.

González dijo que la liberación los cogió por sorpresa, aunque le pareció extraño que ese día los llevaron a caminar temprano.

Al enterarse de que las FARC negaban haberlos torturado a pesar de las marcas visibles con que regresaron en el cuerpo, su respuesta fue: “No tengo por qué decir mentiras. No me gusta parecer víctima, simplemente estoy contando lo que pasó”.