La microtecnología mejora la efectividad de la "penicilina del cáncer"

  • Jesús Rojas / Radio Martí

Un niño recibe atención médica en un hospital de cáncer.

Los científicos explicaron que la Citoplastin trabaja de forma directa al bloquear la replicación del ADN dentro de las células cancerosas.

Científicos del Laboratorio Nacional Argonne, del Departamento de Energía de Estados Unidos, han desarrollado una nueva técnica para mejorar el arsenal de terapias anti cáncer de los oncólogos.

El invento combina nanopartículas con uno de los medicamentos más efectivos y comunes de la quimioterapia, lo que ha permitido crear una manera de colocar el medicamento de forma directa dentro del núcleo de las células cancerosas.

Los investigadores del Centro de Materiales a Nanoescala y oncólogos de la Universidad de Chicago crearon unas microburbujas llamadas "micelles" que contienen dos ingredientes en sus centros: nanopartículas magnéticas de óxido de hierro y Citoplastin, una droga convencional de quimioterapia también conocida como la "penicilina del cáncer."

Los científicos explicaron que la Citoplastin trabaja de forma directa al bloquear la replicación del ADN dentro de las células cancerosas. Pero para tener efectividad, el medicamento tiene que llegar a través del torrente sanguíneo por medio de una barrera rígida de la membrana celular.

La oncóloga Ezra Cohen señala que el nuevo método "permite llevar una dosis de medicamento terapéutico de forma más directa, lo que permitirá el mismo efecto con una dosis reducida, sin los desagradables efectos secundarios de la quimioterapia."

La investigadora subrayó que dicha técnica podría permitir aumentar cientos de veces la proporción de Citoplastin en células cancerosas, haciendo más efectivo a los agentes terapéuticos de la quimioterapia.

Al igual que las membranas celulares del cáncer, las micelles están hechas de un material de polímeros cuya superficie exterior son hidrolíticos, lo que significa que son atraídas por el agua, mientras las partes internas son hidrofóbicas, repelen el agua.

Además, la superficie de las micelles pueden ser equipadas con moléculas de precisión, capaces de reconocer la malignidad, detalla la científica Elena Rozhkova, principal autora del estudio.

Esta no es la primera vez que los científicos han usado fuentes de calor nanomagnético aplicada como forma de atacar las células cancerosas.

Pero un enfoque más amplio permitiría utilizar dichas nanopartículas como campos magnéticos de calor, lo que permitiría al medicamento adherirse a las paredes celulares y liberar la Citoplastin.