Chile cuenta sus días con miedo

Pintura callejera antigubernamental en Valparaiso, Chile. (Foto: Paul Sfeir)

Chile dista mucho de estar en paz y en control por parte de sus autoridades. El país vive días de miedo.

El desacuerdo social no solo esta en las calles. Un poder fundamental del estado, el de la representación ciudadana más amplia y global como es el Congreso Nacional, es reflejo de lo que ocurre en las calles del país.

Valparaíso, puerto principal distante unos 120 km al oeste de la capital Santiago, y donde está asentado el Congreso Nacional, muestra día a día el accionar de bandas que persisten en el intento de destruir la infraestructura y dañar a personas.

Local comercial de venta de vehículos incendiado en Valparaiso, Chile (Foto: Paul Sfeir)

No es difícil encontrarse en una calle siendo víctima del fuego cruzado, entre lacrimógenas de un lado y miles de piedras del otro. Quien redacta esta nota lo acaba de vivir hace 45 minutos, y las siguientes fotografías fueron tomadas en movimiento por razones obvias.

Enfrentamiento entre manifestantes y carabineros de Chile, Valparaíso (Foto: Paul Sfeir)

Carabineros de Chile resistiendo avance de manifestantes en Valparaíso. (Foto: Paul Sfeir)

El estamento político luce desconcertado. No está claro quiénes son los actores y promotores de estos "desórdenes", pero aseguran que el gobierno nacional está adelantando las investigaciones pertinentes.

El diputado Francisco Undurraga dijo que en Chile se debe generar más comunicación y más respeto entre las partes. En eso coincide la mayoría de los parlamentarios chilenos.

Undurraga no duda en decir que Chile está ante la arremetida de grupos que tienen que ver con la izquierda y el narcotráfico, y buscan el derrocamiento de la democracia. El objeto de los disturbios claramente no es el defender a la sociedad chilena, dice Undurraga; el objeto es político.

Ante la incógnita de la actuación de extranjeros en los desórdenes de calle, el diputado señala que Chile sigue siendo un país que está en democracia, y que por lo tanto están funcionando los aparatos de investigación y justicia.

Ante la pregunta de si Chile corre el riesgo de perder su democracia, Undurraga dijo que esta no se pierde solo a través de golpes de estado. Subrayó que no cree que esté planteado el quiebre del hilo constitucional por el estamento militar, pero que sí puede ocurrir a través de la irrupción del populismo, al cual -afirmó- hay que combatir con contundencia idelógica.


Mientras, el senador Francisco Chahuán dijo que meses antes de la crisis ya había advertido al presidente Piñera que venía una crisis institucional de envergadura, que había que prepararse. Chile tenía conflictos y temas pendientes que fueron impulsados, claramente gatillados, por quienes sabían que había "pasto seco" para que pudieran prender la mecha de un conflicto social, apuntó.

El senador Chahuán dijo que claramente el estallido social no fue espontáneo, sino coordinado y gatillado por factores que querían generar un complejo de inestabilidad en el país, tanto internos como externos.

Chahuán concluyó que Chile es un país que ha sido castrado de diálogo.

"En la medida que el país recupere su memoria histórica y su capacidad de diálogo, puede ser la herramienta para generar los cambios sociales que necesita, que deben darse sin violencia, sin impunidad, pero prestos a vencer a la violencia como norma que opera hoy en el país", recalcó.

Tanto las autoridades como la sociedad civil estiman que este conflicto está lejos de su final. Los "anarquistas" -aseguran- no están en busca (como objetivo final) de una nueva constitución o de soluciones reales a los reclamos legítimos de la población, sino de la obtención del poder absoluto, y temen llegar a una situación de crisis generalizada como la de Venezuela o Cuba.