Un despliegue de 1.200 policías adicionales para el fin de semana largo por el 4 de julio y ni así Chicago pudo contener otro episodio de violencia callejera que en esta ocasión se cobró la vida de 17 personas, incluidos dos niños, y que el presidente Trump vió como consecuencia del estatus de la ciudad como santuario de la inmigración ilegal.
Este lunes activistas y líderes religiosos advirtieron que Chicago vive otro tipo de pandemia, en referencia al tercer fin de semana consecutivo de violencia que sufrió la ciudad y que además de los 17 fallecidos dejó 80 heridos.
Según informó la Policía, los dos menores abatidos eran afroamericanos, de 7 y 14 años, quienes fueron alcanzados por los disparos realizados a mansalva por presuntos pandilleros, que volvieron a sembrar el terror a pesar del refuerzo de vigilancia en las calles.
Gang Enforcement officers responded to a call of shots fired in the 6400 block of S. Whipple. Three males were taken into custody and multiple guns were recovered. Thanks to the good work of the Gang Enforcement officers!#CPDMediaCar pic.twitter.com/Hv7IKoahFc
— Chicago Police (@Chicago_Police) July 6, 2020
Para el presidente Donald Trump, un duro crítico de la violencia en Chicago, este estallido es culpa del estatus de santuario que tiene la ciudad, en virtud del cual la Policía no colabora con los oficiales federales de Inmigración para detener a indocumentados.
En un mensaje en su cuenta de Twitter, el mandatario dijo este lunes que Chicago (y la ciudad de Nueva York, donde hubo 8 muertos) "juegan la carta de ciudad santuario, donde se protege a los criminales". "Tal vez tengan que comenzar a cambiar su forma de actuar (y de pensar)", agregó.
New York City and Chicago play the Sanctuary City card, where criminals are protected. Perhaps they will have to start changing their ways (and thinking!).
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 6, 2020
La alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, lamentó la violencia y que las esperanzas y sueños de otros niños "hayan sido tronchados por el cañón de un arma". "Tenemos que preguntarnos si esto es lo que somos como ciudad",agregó.
Por su parte, el nuevo superintendente de Policía, David Brown, que asumió el mes pasado, admitió hoy que el despliegue de 1.200 agentes extras en las calles no dio los resultados esperados, pero prometió mantener la presión hasta "detener esta violencia".
Tragedy and loss of life affect all of us. Watch as Superintendent @ChiefDavidBrown reflects on the devastating impact of gun violence this morning. pic.twitter.com/47STUPqC4J
— Chicago Police (@Chicago_Police) July 6, 2020
La menor de siete años Natalia Wallace, que visitaba el domingo a su abuela en el barrio Austin, en el oeste de la ciudad, cayó muerta bajo una lluvia de balas disparadas por tres sospechosos que descendieron de un vehículo y apuntaron en su dirección.
El otro niño muerto, Varnado Jones, de 14 años, fue abatido la noche del sábado en el vecindario de Englewood, donde cuatro enmascarados abrieron fuego contra un grupo que estaba en la calle lanzando fuegos artificiales con motivo del 4 de julio.
En el suceso también murió una mujer de 20 años y resultaron heridas seis personas, incluidos dos menores de 11 y 15 años de edad.