Protestas no vistas en dos décadas en Brasil

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Manifestantes invaden la sede del gobierno en Sao Paulo durante las protestas del lunes por la subida de las tarifa de guagua.

Decenas de miles de manifestantes, principalmente jóvenes, se lanzan a las calles en numerosas ciudades del país y estallan hechos de violencia. La presidenta, Dilma Rousseff, califica de “legítimas” las protestas pacíficas.
En manifestaciones no vistas en Brasil desde hace dos décadas, alrededor de un cuarto de millón de personas marcharon por las calles de numerosas ciudades del país para protestar entre otros motivos por el alza en las tarifas del transporte público, la corrupción y la violencia policial.

Las protestas en su mayoría pacíficas provocaron no obstante estallidos de violencia en algunas ciudades, sobre todo en Río de Janeiro, donde fueron dispersadas con balas de goma y gases lacrimógenos por agentes policiales.

Un grupo de jóvenes dio fuego a un carro frente a la Asamblea Legislativa estatal y luego trataron de entrar al recinto, además de vandalizar varios comercios y dejar un saldo de cerca de dos docenas de policías lesionados. Según AFP, al menos dos manifestantes fueron heridos de bala.

La presidenta basileña, Dilma Rousseff declaró que "las manifestaciones pacíficas son legítimas y propias de la democracia" y que "es propio de los jóvenes manifestarse", mientras que por su parte Gilberto Carvalho, jefe del gabinete de la presidencia dijo que el gobierno estaba “preocupado” y alertó a no “sacar provecho político” de las protestas.

El grueso de los manifestantes fueron estudiantes de secundaria y universitarios, convocados mediante las redes sociales, quienes han anunciado nuevas demostraciones este martes en Sao Paulo y el jueves en varias ciudades del país.

Lo que comenzó de manera estrictamente pacífica el viernes pasado en Sao Paulo contra el alza del transporte ha ido derivando en airadas protestas en general a favor de disímiles reclamos, de una forma inusual desde la época del fin de la dictadura militar y las jornadas anticorrupción en 1992 contra el entonces presidente Fernando Collor de Mello.

Las protestas coinciden con la celebración en el país, como anticipo al Mundial de Fútbol del año próximo, de la Copa Confederaciones, en cuya inauguración en el estadio de Brasilia el sábado la presidenta Rousseff fue abucheada.

Rosange Campos, una manifestante en Río de Janeiro citada por la AFP, dijo que “El gobierno invirtió en dinero público en vez de invertir en educación que es pésima. Estamos muy molestos con Dilma (Rousseff), que está acabando con el país y por eso el pueblo está en la calle".